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Manuel Madrid
Jueves, 4 de mayo 2017, 01:23
La mala suerte se ha topado de frente con un joven murciano, Iván Esono, fallecido ayer a los 27 años en el hospital La Paz de Malabo, capital de Guinea Ecuatorial, por una meningitis diagnosticada hace menos de una semana. La pedanía de Puente Tocinos, donde echó raíces su familia tras emigrar a España en los 80, se movilizó el fin de semana para recaudar fondos para traerlo con vida en un avión medicalizado. Pero su madre, Nieves, confirmó ayer desde Malabo la peor noticia posible. 'Finidi', como le apodaron sus compañeros siendo un crío en la Escuela de Fútbol de Casillas -les recordaba al jugador nigeriano del Betis-, fue apagándose día tras día. «Teníamos la esperanza de que iba a levantarse», decía ayer su padre, Santiago Esono, a las puertas de su domicilio en el carril de Los Morenos, donde varias decenas de vecinos y allegados guardaban silencio todavía con caras de incredulidad.
Estudió un módulo de auxiliar administrativo, pero aquí en Murcia, pese a estar plenamente integrado y a llevar una vida normalizada, no encontraba trabajo. La crisis le animó a probar suerte en Guinea. En 2016 ya estuvo unos meses de prueba, pero regresó a Puente Tocinos en Navidad con la intención de volver en cuanto sus padres ahorraran para comprarle un pasaje de avión. El 19 de marzo, por fin, se despidió de su familia en Barajas. Dejaba el mundo conocido -su casa, sus primos, su pandilla de amigos del IES Aljada, su pueblo- para cambiar de continente. En Malabo le esperaba un trabajo como administrativo en el Ministerio de Minas, donde trabaja un hermano de su padre. Santiago recordó ayer que en el impasse, en Murcia fue tratado de paludismo o malaria, enfermedad infecciosa con alta prevalencia en África, que produce ataques de fiebre muy alta y se transmite por la picadura del mosquito anofeles hembra. «No tenía ganas de comer mucho, pero aquí en el Hospital Reina Sofía le fue bien el tratamiento».
Fue tratado de paludismo
Días antes de volver a Guinea su médico del centro de salud de Puente Tocinos le recetó varias tandas de fármacos profilácticos. Pero hace 10 días empezó a sentirse mal. «En Malabo le hicieron un escáner para ver si tenía una lesión cerebral, y luego la prueba en la médula para saber si era meningitis. El jueves se lo confirmaron. Esperábamos que funcionase el tratamiento. Había perdido el conocimiento, pero tenía sensibilidad porque apretaba la mano de su madre. El lunes fui a Cruz Roja para traerlo a España y tratarlo aquí, la gente de Puente Tocinos enseguida empezó a movilizarse, pero a las nueve menos diez -ayer- me han llamado para decirme que había muerto».
El fallecimiento de Iván ha sido un golpe inesperado para sus allegados. Por la juventud, por la fatalidad. «Mi hijo era optimista. La última vez que hablé con él me dijo: 'No te preocupes, papá! Aquí en Guinea todo el mundo tiene paludismo y me voy a poner bien». La noticia de que la familia necesitaba ayuda para traerlo a Murcia estaba en boca de los puente tocineros, y se habilitó una cuenta para colaborar -costaba 30.000 euros fletar el avión especial-, pero nadie esperaba un desenlace ni tan funesto ni tan rápido.
«No recuerdo mi vida sin Iván, siempre ha estado entre nosotros», contaba a 'La Verdad' su vecino Carlos Hugo Lorca. «En el colegio, en el instituto, en el fútbol, en la playa, en el parque... Yo creo que fue el primer negro con un año en vestirse con el traje de huertano». Las voluntarias de la asociación Puente Tocinos Acoge, que se acercaron a la casa, recordaban su carácter afable y su simpatía «desde que era un enanito».
La Junta Municipal de Puente Tocinos, con Enrique Carrillo y Lola Jara a la cabeza, lamentó ayer que la muerte se haya instalado en una familia que era «un ejemplo de integración total». Santiago y Nieves tienen otra hija, Sandra, que estudia Periodismo en la Carlos III de Madrid y estaba de Erasmus en Portugal, y tienen acogidos a otros tres sobrinos. La edil de Derechos Sociales, Conchita Ruiz, contactó ayer con el padre, que podrá repatriar el cadáver para darle sepultura en Murcia. El seguro de deceso cubrirá los 7.000 euros que cuesta el traslado. El último viaje para 'Finidi' a la tierra donde lo había dejado todo.
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