Borrar
Pedro Antonio Sánchez y su esposa, Nuria Navajas, abandonan San Esteban.
«Hay injusticias que persiguen toda la vida»

«Hay injusticias que persiguen toda la vida»

Rostros afligidos, lágrimas y rabia contenidas, mucha «tristeza» y acusaciones a la oposición en la última comparecencia de Pedro Antonio Sánchez como presidente

Daniel Vidal

Miércoles, 5 de abril 2017, 01:58

«¿Vienen a lo del presidente? No, es en el Patio de Columnas», corregía el guardia de seguridad de una de las puertas de San Esteban a los periodistas que enfilaban disparados hacia la sala de prensa, donde normalmente se celebran las comparecencias posteriores al Consejo de Gobierno. Pero ayer no era un día normal. Ni tampoco habría comparecencia habitual tras el Consejo de Gobierno. Ni sala de prensa, ni salón de actos, ni el espacio más grande reservado para la ocasión. El Patio de Columnas, un lugar recogido, íntimo, al que se llega bajando una pequeña escalera de mármol blanco y que prácticamente conecta el 'corazón' del Ejecutivo autonómico con la calle, con la salida del palacio, fue el lugar elegido por Pedro Antonio Sánchez para celebrar con no poca solemnidad su último acto como presidente de la Región. «Aquí se escuchan menos los pájaros que en el otro patio; así no se cuelan en el micro», argumentaba uno de los miembros del equipo de prensa de la Comunidad Autónoma. Lo que sea por escuchar alto y claro el discurso del 'caído'.

De hecho, los pájaros que se atrevían a trinar en San Esteban a eso de las once de la mañana, hora muy de pájaros en primavera, parecieron enmudecer de una tacada cuando, entre los periodistas que aguardaban la comparecencia, empezó a sobrevolar la noticia de su renuncia. «Ya ha mandado el documento a la Asamblea, ya ha dimitido», corría la noticia como la pólvora. Durante los segundos que tardaron Pedro Antonio Sánchez, su mujer, Nuria Navajas, y la cohorte de consejeros en salir de las entrañas del palacio y llegar hasta el Patio de Columnas, un silencio quizá casual, pero sepulcral, se adueñó del centenario espacio. Una extraña calma que precedió a una tormenta de flashes en cuanto el presidente que iba a dejar de ser presidente se puso a tiro de los periodistas que tanto le han 'perseguido' estas últimas semanas. Ayer había casi una veintena de cámaras esperando, casi la mitad de indicios de delito que señala el juez Eloy Velasco en el auto razonado al TSJ para pedir la imputación de Pedro Antonio Sánchez en el 'caso Púnica'. Eso sí, muchas más cámaras que supuestos delitos se le atribuyen formalmente en el 'caso Auditorio', que todo depende de la causa judicial con la que se mire. Y sin perder de vista la presunción de inocencia, que a Pedro Antonio Sánchez le gustaría «que se pusiera en valor en este país, porque creo que en eso está buena parte de la clave de un Estado de Derecho y de la democracia», aseguró. Algo que seguirá seguirá recordando, dijo, «públicamente y con frecuencia» porque así «se ayuda a fortalecer nuestra democracia».

'Funeral'

A pesar de lo que uno pudiera pensar, el presidente que iba a dejar de ser presidente bajó los cuatro escalones sonriente, fuertemente agarrado de la mano de su esposa, que también lucía sonrisa, y de su fiel escuadrón de consejeros, que no iban a ser menos ante la broma que alguien acababa de contar para cortar el pesadísimo ambiente. El efecto del chascarrillo, no obstante, no duró mucho. Y ni siquiera sirvió para cambiarle la cara por un segundo a la consejera de Agua, Agricultura y Medio Ambiente, Adela Martínez-Cachá, que más bien parecía estar asistiendo a un funeral (no solo político). Su rostro era una mezcla de dolor, rabia, pena, ganas de revancha con los que a juicio del Gobierno regional son los supuestos culpables de esta situación, y también mucha empatía con su presidente. Ella salió airosa del 'caso Guardería' tras no pocas zancadillas, pero las zancadillas a Pedro Antonio han terminado por convertirse en una auténtica patada. La cara de Martínez-Cachá no era solo un poema, era lo más parecido a un verso triste de Neruda, al final de la carretera de McCarthy, a la aflicción de la Dama de las Camelias. «Estoy muy tocada, muy tocada; me ha afectado mucho; es un momento muy intenso y muy duro», reconocía después a 'La Verdad' la propia consejera.

Estaba claro que iba a ser una mañana de tantas lágrimas en privado como llantos contenidos en público. De sonrisas forzadas y no tan forzadas, de cejas arqueadas, de ceños fruncidos, de labios contraídos y mentones doloridos. Una de las palabras más repetidas durante la comparecencia del presidente (que no aceptó preguntas de los periodistas) fue «injusticia», y otra fue «tripartito», así que la «tristeza» aderezada con un chorrito de victimismo era un sentimiento a flor de piel que, más que evitar, había que transmitir sin tapujos ante la sociedad murciana. Que no quedaran dudas de las heridas producidas por el enemigo.

El rostro habitual del Ejecutivo regional en la rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno era precisamente uno de los más compungidos entre ese equipo al que Pedro Antonio agradeció su fidelidad y su colaboración. La portavoz, Noelia Arroyo, que a esa hora de un día de Consejo de Gobierno cualquiera tendría que estar informando de los asuntos tratados en la reunión, escuchaba junto al resto de consejeros cómo dimitía el jefe del Ejecutivo mientras hacía un esfuerzo titánico por que las muchas lágrimas que se acumulaban en sus ojos no acabaran en su brillante chaqueta amarillo chillón.

También esquivó el llanto no sin dificultad Violante Tomás, consejera de Familia e Igualdad de Oportunidades, que optó como Adela Martínez-Cachá por vestir de verde, aunque esperanza era precisamente lo que menos reflejaba su rostro. Más bien, un golpe en la boca del estómago de los sentimientos más leales por el jefe.

Mientras el presidente continuaba firme con su discurso, sin perder la compostura ni un solo instante y bajo la atenta y cariñosa mirada de su esposa y de la secretaria general del PP de la Región de Murcia, Maruja Pelegrín (a un par de metros del 'escenario' principal), algunos funcionarios de San Esteban seguían el espectáculo a través de ventanas enrejadas y algunos consejeros se permitían el lujo de deslizar alguna que otra sonrisa, por mucho que la procesión fuera por dentro. Andrés Carrillo apareció contento, pero pronto adoptó un gesto serio y pensativo, cabizbajo, como Pedro Rivera y Encarna Guillén. Juan Hernández, en cambio, fue uno de los que siempre intentó mantener la mirada al frente, la cabeza alta, sin dudar en dedicar alguna que otra mueca si la ocasión lo merecía. Lo mismo que la consejera de Presidencia, que en ese momento ya era jefa del Ejecutivo en funciones, María Dolores Pagán. Por su parte, la reprobada María Isabel Sánchez-Mora no cambió mucho su rictus habitual.

Aunque Pedro Antonio Sánchez dejó claro que no quería llenar su comparecencia de «reproches y de acusaciones», sí aprovechó para subrayar que «hay injusticias que persiguen toda la vida a quienes las cometen», en clara referencia a los miembros de la oposición que, a su entender, le han empujado hacia la dimisión. Además, repudió «una vez más» la estrategia del «todo vale, del calumnia que algo queda». Y también dijo que lo que más le duele y le «entristece» es que se esté dañando la «imagen» de la Región de Murcia. En ese momento, la imagen del Consejo de Gobierno al completo era incluso más triste que la canción desesperada de Neruda, pero los pájaros ya volvían a cantar sin cortapisas.

Con un «por España» cerró su discurso Pedro Antonio Sánchez, que recibió como 'premio' un beso de su esposa. Y Nuria Navajas fue correspondida por su marido con una mano en la espalda, una cálida palmada de ánimo, un mensaje sin palabras en su particular e intransferible red social. Y, junto a los consejeros, sin admitir preguntas de la prensa, ambos desfilaron hacia el interior de San Esteban para, poco después, abandonar el palacio por esa puerta tan próxima al Patio de Columnas. Ese lugar tan íntimo que está a solo unos pasos de la salida de la sede del Gobierno regional.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

laverdad «Hay injusticias que persiguen toda la vida»