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Una de las aureolas de Rosa, recién tatuada por Miguel Vivo
Un tatuaje para romper con el cáncer

Un tatuaje para romper con el cáncer

Rosa López es una de las primeras mujeres en conseguir sus areolas gracias a esta técnica pictórica, un tratamiento novedoso en la Región

marta semitiel

Martes, 1 de noviembre 2016, 04:03

Tiene en los ojos una noche de luna llena, esa oscuridad rota por la luz, ese halo cegador que inunda cualquier habitación en la que entra, ese brillo inamovible que solo se encuentra en las mujeres que han salido a flote después de la tormenta. Las dos cicatrices horizontales de su pecho han firmado un pacto de fragilidad y fortaleza para recordarle que ha vencido. Rosa López es una de las guerreras que ha logrado ahuyentar al cáncer de mama, de momento, porque ''el oncólogo nunca te dice que estás curada, tan solo se limita a decirte que todo va bien en las revisiones'', relata.

A sus cuarenta años, Rosa forma parte del 20% de mujeres a las que diagnostican cáncer de mama antes de los 45, según apunta una encuesta de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC). En menos de cinco años, los bisturís abrieron la piel de su pecho seis veces por el mismo sitio. Seis intervenciones para conseguir una talla 85 y reconstruir, dentro de las limitaciones que presentaba su cuerpo tras extirpar el tumor, la forma femenina de dos mamas. ''Pero a pesar de eso, yo me sentía incompleta. Me miraba al espejo y me faltaba algo para que las prótesis no parecieran simples trozos de carne. Me faltaban los pezones''.

Para toda la vida

Miguel Vivo es el artista plástico de reconocido prestigio en la Región que ha realizado las areolas de Rosa, una de las primeras mujeres en someterse a este tratamiento en tierras murcianas. Vivo explica que, a diferencia de los tratamientos de micropigmentación, «el tatuaje tradicional es para toda la vida y aporta muchos beneficios psicológicos a las pacientes. La micropigmentación no consigue el mismo nivel de realismo y volumen, y además hay que estar retocándola cada cierto tiempo, porque el color se cae. Lo que menos quieren las mujeres que han pasado por esto es estar retocándose el pezón cada pocos meses».

Hace cinco años que Miguel decidió hacerse tatuador y uno que inició este proyecto para pacientes con cáncer. ''En la Región nadie lo estaba haciendo de forma adecuada, en una clínica, respaldado por médicos. Es un servicio difícil de encontrar para estas mujeres, pero muy necesario por lo que significa para ellas, y te tiene que gustar''. Ahora ofrece este tratamiento de reconstrucción visual en la Clínica Galenum de Murcia

La propia Rosa confiesa que ella se había planteado viajar a Santander para poder realizarse los tatuajes, ''me hablaron de una mujer que allí lo hacía e incluso le mandé hasta fotos de cómo eran mis pechos, pero luego encontré a Miguel''. ¿Por qué el tatuaje tradicional y no otra fórmula para recuperar sus aureolas? ''Porque me estuve informando y ninguna de las otras me convenció por completo''.

Dar portazo a la enfermedad

Miguel comienza a contornear el primer pezón de Rosa y ella se emociona. Apenas siente el dolor de las agujas, cuyo repiqueteo es la banda sonora que abre el final de una etapa muy dolorosa para Rosa. ''No paro de pensar en mis hijas'', dice con emoción mientras comienza a intuirse la areola de uno de sus pechos. ''La pequeña tenía cinco meses cuando me diagnosticaron el cáncer y la mayor siete años. Ahora tienen cinco y doce, y en todo momento fueron mi razón para seguir adelante. Ellas y mi familia entera''. Rosa tiene claro que sus hijas son también una de las razones por las que se hace los tatuajes: «Ellas me lo decían, ''mamá, tú no tienes pezones, póntelos''; han sido siempre mi razón para seguir adelante».

Para muchas mujeres, el cáncer de mama sigue siendo tabú. «Incluso para los médicos. Cuando me lo diagnosticaron, a mí no me dijeron la palabra cáncer. Solo me dijeron: ''tranquila, que esto te lo vamos a tratar''; con eso y por sus caras, yo ya supe a qué se referían». El silencio social que habita entorno a esta enfermedad es otra de las luchas a las que Rosa quiere plantar cara con su valentía. ''Yo animo a todas las mujeres que pasan por esto a que se hagan la reconstrucción, claro que sí. Y luego las animo a hacerse los tatuajes, por supuesto''.

La obra de arte que Miguel ha hecho en Rosa es capaz de confundir a todo aquel que la mire a un par de metros de distancia, incluso a ella misma, que ahora tendrá que adaptarse a ser una mujer de nuevo, ''porque tener pezones significa mirarse en el espejo y sentirse plena, completa como mujer. Hoy es el día en que por fin cierro una etapa y le doy portazo al cáncer'', afirma con una sonrisa que se adueña de su rostro y lo conquista, y conquista a su vez todo lo que tiene alrededor.

''El truco para que sea real es jugar con la luz''

Además del tatuaje tradicional, existen otras tres opciones para conseguir simular los pezones: micropigmentación, injerto de piel y procedimiento de colgajo. La primera de ellas y la más realizada, además de ser una coloración temporal, no ha resultado ser visualmente satisfactoria, ''porque no da sensación de volumen, parecen unas pegatinas de color'', apunta Vivo.

''El injerto te lo suelen hacer con piel de la ingle, pero en muchos casos esa piel se ha acabado muriendo y a veces incluso se llega a caer con el tiempo'', manifiesta Rosa con desagrado. A la tercera opción se la conoce como procedimiento por colgajo y consiste en pellizcar el centro del pecho hasta conseguir un poco de piel al que poder dar forma de pezón, ''pero a veces la piel está tan tirante sobre las prótesis que no pueden hacerlo', porque no hay tejido suficiente'.

Los tatuajes se convirtieron para ella en la única opción. Pero imitar un pezón no es tarea fácil. Vivo asegura que, además de ser tatuador, se necesitan nociones de arte para poder dar un aspecto natural a la areola. ''El problema del tatuaje es que muchos dibujantes podrían hacerte un pezón extremadamente real, tan tan detallista que pareciese una foto más que un pezón. Lo que yo busco es otra cosa. El truco de este trabajo está en jugar con la luz y el color, para que llegues a confundir el tatuaje con un pezón de verdad''.

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