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La fiscal Virginia Celdrán y los letrados de la acusación Javier Martínez y Miriam Van de Velde.
La fiscal resta valor a la 'confesión' de Cuenca e Ion y no pide esa atenuante

La fiscal resta valor a la 'confesión' de Cuenca e Ion y no pide esa atenuante

«Tendrían que haber contado la verdad íntegra y no lo han hecho», dijo en su informe definitivo, por el que pidió 50 años a cada uno de los tres principales acusados

Ricardo Fernández

Miércoles, 26 de octubre 2016, 01:55

Juan Cuenca y Valentín Ion, dos de los tres principales acusados del asesinato de los holandeses Lodewijk Severein e Ingrid Visser, admitieron sus culpas en el arranque del juicio con el objetivo de llevar al Ministerio Fiscal a reducir sus peticiones de condena, mediante la aplicación de la circunstancia atenuante de confesión. Ayer quedó de manifiesto que no habían logrado su propósito.

La fiscal Virginia Celdrán aprovechó su informe final para reclamar la misma pena que ya tenía previsto solicitar en sus conclusiones provisionales, la de 50 años de prisión por dos delitos de asesinato, advirtiendo de que no se daban las circunstancias para aplicar la rebaja derivada de una auténtica confesión. «Lo que permite atenuar la pena es sentarse a decir la verdad; la verdad completa, íntegra, veraz... y creo sinceramente que no se han cumplido los requisitos», aseguró.

La representante de la acusación pública echó mano de las pruebas surgidas a lo largo de la vista oral para tratar de demostrar que las 'confesiones' de Cuenca e Ion eran meros reconocimientos muy parciales de una realidad no solo mucho más amplia y compleja, sino también más estremecedora.

Así, frente a la afirmación del principal acusado de que solo había previsto la muerte de Lodewijk y en ningún caso la de Ingrid, porque en apariencia no sabía que le iba a acompañar a la reunión, la fiscal recordó los muchos datos que venían a demostrar -en su opinión- que la mujer también estaba en el luctuoso lote. Entre ellos, y muy especialmente, la declaración de la testigo María Rosa Vázquez, quien explicó cómo Cuenca le pidió que bajara a Murcia a recoger a la pareja y le dio una descripción detallada tanto de Lodewijk como de Ingrid.

También le reprochó que, como el acusado Valentín Ion, hubiera tratado de dejar fuera del crimen al encausado Constantín Stan, pese a las pruebas que apuntarían a que fue contratado ya en Valencia para cometer el doble asesinato.

Basándose en las conclusiones de los peritos forenses, la fiscal aseguró que era materialmente imposible que solo Valentín Ion hubiera dado muerte a golpes a la pareja, mientras Stan dormía en una habitación de la planta alta y Cuenca se limitaba a observar la escena conmocionado. «Ni Lodewijk ni Ingrid llevaban lesión alguna de defensa o lucha y si hubiera ocurrido de esa forma, habrían luchado a muerte por sus vidas. La única explicación es que les anularon su capacidad de defensa», probablemente como consecuencia «de un ataque sorpresivo y simultáneo, ejecutado por varias personas».

Dedicó un largo capítulo de su informe a Constantín Stan, el único de los tres presuntos autores materiales que ha insistido en declararse inocente, y relató las innumerables falsedades y contradicciones en las que habría venido incurriendo a lo largo de la investigación judicial.

Así, destacó que primero se negó a declarar en seis ocasiones consecutivas, que solo lo hizo medio año después, cuando él mismo sacó a colación por vez primera la farsa de Danko -el asesino 'fantasma', que se ha demostrado que no existió- y que la coartada que se inventó para el martes 14 de mayo de 2013, consistente en que estaba ebrio y se subió a dormir, la trasladó sin inmutarse al lunes 13 cuando quedó de manifiesto que esa fue la fecha de los asesinatos. Siendo inocente, como mantiene, «¿por qué entonces cambió tanto de versión?», se preguntó la fiscal.

Bolsas de basura y salfumán

Para apuntalar las sospechas contra este encausado, recordó que en el camino hacia la Casa Colorá fue Stan quien -junto a Ion- compró bolsas de basura, salfumán, guantes... que luego se utilizaron en el descuartizamiento de los cuerpos y en la limpieza de la vivienda, y que después de los crímenes reclamó de forma amenazante a Cuenca el dinero que éste le debía en apariencia por el trabajo sucio ejecutado.

También tuvo una extensa intervención para Serafín de Alba, de quien dio por demostrado que encubrió los crímenes al permitir supuestamente se que enterraran los cuerpos en su huerto de Alquerías.

La representante del Ministerio Público acabó su alegato con un recuerdo para la madre de Ingrid Visser. «La vi entrar en la sala un día, cuando reunió fuerzas para hacerlo, y se limitó a hacer lo único que podía; encarar con la mirada, durante diez minutos, a los asesinos de su hija».

Los letrados de la acusación particular, Javier Martínez y Miriam Van de Velde, se sumaron a las conclusiones de la fiscal y resaltaron que «Cuenca contrató a Ion y Stan como sicarios; vinieron a matar y lo hicieron a golpes». En lo referente a De Alba, llegaron a asegurar que «ha mentido mucho» para tratar de evitar la condena por encubrimiento.

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