Testigos dicen que vieron a los Visser el día después del traslado a la Casa Colorá

Cuatro empleados del hotel Churra, donde se alojaron Ingrid Visser y Lodewik Severein cuando llegaron a Murcia en mayo de 2013, prestaron ayer declaración como testigos en la Ciudad de la Justicia. Dos de los trabajadores aseguraron al jurado que vieron a la pareja holandesa el martes 14 de mayo de 2013; es decir, un día después de que supuestamente se hubieran cometido los asesinados en la Casa Colorá, tal y como sostienen los principales procesados por el atroz crimen.

Esas declaraciones pusieron ayer en tela de juicio las versiones de los procesados, que aseguraron que los holandeses fueron llevados a la Casa Colorá, en Molina de Segura, el lunes 13 por la noche. El alto grado de seguridad con el que se expresaron ayer estos testigos abre la vía a que realmente Lodewijk e Ingrid siguieran vivos el día 14. Así, la opción más viable pasaría por que los holandeses hubieran mantenido una reunión con Cuenca y los rumanos el lunes 13 en la Casa Colorá, y que más tarde hubieran regresado a dormir al hotel, para volver al día siguiente a la casa rural de El Fenazar en la que hallaron la muerte.

El primer testigo en declarar fue Francisco S., quien a preguntas de la fiscal, Virginia Celdrán, aseguró que se topó con los Visser el lunes 13 cuando llegaron al hotel. «Los vi entrar. Eran clientes habituales y estábamos atendiendo a un grupo numeroso de personas. Le dije a mi compañero que les diera la llave de la habitación que les habíamos asignado», afirmó. Añadió que volvió a verlos al día siguiente, sobre las 15.30 horas, cuando estaba introduciendo unos datos en el ordenador del hotel. «Estoy seguro de lo que digo. Vi a los holandeses al día siguiente de hacer el 'check in'», manifestó.

«Si unos clientes no vienen a dormir al hotel, lo comentamos entre los trabajadores. Y nadie dijo nada relacionado con que no durmieran en la habitación en la noche del 13», aseveró Salinas. Insistió en que «cuando unos clientes no vienen a dormir, lo solemos comentar, y nadie dijo nada».

«Me dieron los buenos días»

La siguiente en declarar fue Antonia N., quien explicó que «vi a los holandeses en la mañana del martes. Yo estaba en el pasillo, limpiando en la segunda planta, y ellos salieron de la habitación 202. Me dijeron: 'Buenos días'. Tenían acento extranjero. Serían las 10.30 horas», calculó. La fiscal recordó a esta empleada que en su primera declaración aseguró haber visto a los Visser sobre las 13.45 horas. «Si dije esa hora, fue así».

A preguntas de las defensas, Antonia N. explicó que «los vi el martes, seguro, porque desde que entré a trabajar he seguido un mismo horario: los lunes estoy siempre en la cafetería y los martes hago labores de limpieza. Estoy completamente segura de lo que digo».

El recepcionista José S. afirmó conocer a Cuenca «porque era cliente del Churra». Explicó, sin embargo, que solo vio a Visser y Severein el lunes 13 de mayo, sobre las 15 horas. «Francisco -el testigo anterior- y yo coincidimos en el momento de verlos el 13 de mayo. Al día siguiente, yo autoricé la limpieza de la habitación porque el chivato que tenemos en recepción indicaba que no había nadie dentro. No es muy fiable, pero la luz del aparato era tenue porque habría conectado un móvil o un ordenador», sostuvo.

La representante legal del Churra, María Inmaculada Nicolás, se limitó a confirmar al jurado que se amplió la reserva de la pareja unos días al encontrarse sus enseres personales en la habitación.