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El juez Pablo Ruz culminó su conferencia con una frase de la cantante Joan Báez alusiva a la corrupción.
Ruz reclama que se proteja mejor a los denunciantes de tramas de corrupción

Ruz reclama que se proteja mejor a los denunciantes de tramas de corrupción

El juez, instructor del 'caso Gürtel', lamenta la falta de especialización en esta materia y critica la escasa colaboración de algunos bancos

Alicia Negre

Miércoles, 6 de mayo 2015, 02:01

Es uno de los jueces más conocidos del momento; sin embargo, sus años dedicado a la investigación de la 'trama Gürtel' y de la presunta financiación ilegal del PP no han logrado que el magistrado Pablo Ruz se acostumbre a la marabunta de fotógrafos y periodistas que le siguen a sus escasos actos públicos. «Me sigue abrumando», confiesa. El hasta hace unas semanas juez de instrucción de la Audiencia Nacional acudió ayer a la Universidad de Murcia (UMU) para impartir una conferencia en las jornadas que la facultad de Derecho ha organizado para conmemorar el centenario de la institución. Solo unas semanas después de abandonar el órgano desde el que ha instruido en el último lustro algunos de los casos más importantes del país -actualmente está destinado en un juzgado de instrucción de la localidad madrileña de Móstoles-, Ruz se mostró convencido de que su marcha de la Audiencia Nacional no alterará la labor que realiza este tribunal. «Estoy seguro», remarcó con gesto serio a su entrada a un hemiciclo repleto de público, «de que con la labor de fiscales y demás compañeros el trabajo seguirá siendo el mismo».

El magistrado Ruz ofreció a lo largo de su intervención una valiosa radiografía del peso que la corrupción tiene hoy en día en los tribunales y de los obstáculos con los que los jueces de instrucción tropiezan en esa lucha diaria. Ruz, que a sus 39 años ya lleva 14 en la magistratura y que ejerce además como punto de contacto de la red judicial penal europea, aseguró que España se enfrenta a una «corrupción sistémica» y reconoció que «la respuesta que damos desde los tribunales no es todo lo deseable que deberíamos».

«Estrategias dilatorias»

La demora, asumió, es la principal lacra en la investigación de estos procesos que, recordó, en ocasiones afectan a más de un centenar de imputados. «Son instrucciones que en ocasiones se convierten en ingobernables», remarcó. Incidió, sin embargo, en que esa demora se debe en gran parte a la complejidad de las materias, a la pluralidad de partes existentes en estos procesos y también a las «estrategias dilatorias» que, aseguró, algunas defensas se guardan en la manga. Ruz reconoció que esa excesiva dilación de las causas genera algunas «consecuencias indeseables», como que los beneficios del delito no sean recuperados o que éste prescriba.

A lo largo de su intervención, Ruz puso sobre la mesa un decálogo con los principales problemas que impiden aligerar las investigaciones por corrupción y avanzó algunas posibles soluciones. El magistrado ahondó en la complejidad de las macrocausas y de las piezas separadas y recordó que algunos procedimientos son tan amplios que su juicio se puede prolongar más de un año, con las dificultades que eso implica para los togados a la hora de impartir justicia.

Ruz hizo especial hincapié en la necesidad de un estatuto para la defensa del denunciante en casos de corrupción y explicó que éste debería, incluso, recoger «beneficios» para el denunciante en el caso de que se viera implicado de alguna forma en el delito que pretende destapar. «Nuestro sistema adolece de una carencia y orfandad del testigo protegido», remarcó. «Si tanto nos importa la lucha contra la corrupción no es lógico que importe tan poco la protección de los denunciantes». Ruz lamentó que la reforma del Código Penal no haya abordado esta materia y reconoció que la magistratura siente «envidia» en este aspecto de otros modelos, como el británico.

El que fuera sustituto en la Audiencia Nacional de Baltasar Garzón abogó, además, por la pertinencia de eliminar la mayoría de los «privilegios procesales» de los que disfrutan algunos altos cargos. Aunque reconoció que son muchos los beneficiarios de éstos que renuncian por sí mismos a los privilegios, consideró que es un asunto que se debe revisar. «Hoy en día muchos de esas prerrogativas han perdido su sentido y no son entendidas por la ciudadanía», señaló. «Debemos preguntarnos si deben dejar de existir, ya que se daría a los ciudadanos una visión de justicia más igualitaria».

A lo largo de su conferencia, que apenas se alargó una hora, Ruz también hizo mención, aunque de soslayo, a los aforamientos. «Si hablamos de aforamientos no terminamos ni a las tres de la tarde», bromeó. En este sentido, advirtió de algunos «fraudes de ley» en los desaforamientos de políticos -y otras personalidades- que aguardan el momento oportuno para abandonar su cargo y obligar, de este modo, a que la causa cambie de instructor.

El magistrado lamentó, además, la falta de especialización de la magistratura en este tipo de delitos y valoró la pertinencia de que se pueda crear un órgano -similar a la Fiscalía Anticorrupción- específicamente dedicado a estos casos. Con ese sistema, remarcó, los jueces podrían «especializarse y estar ajenos a otros asuntos que les llevan a dilatar las causas». Ruz remarcó la necesidad de contar con unidades auxiliares que ayuden en la instrucción. Una labor «ingente» que, recordó, ahora realizan los efectivos de la Agencia Tributaria o el Banco de España. El juez lamentó la falta de colaboración de algunas entidades bancarias en las investigaciones y concluyó su conferencia con una frase de la cantante Joan Báez que hablaba por sí sola. «Si no peleas para acabar por la corrupción y la podredumbre acabarás formando parte de ella».

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