![«El sistema sanitario público actual va a explotar si no se toman medidas»](https://s1.ppllstatics.com/laverdad/www/pre2017/multimedia/noticias/201502/22/media/80313743.jpg)
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Víctor Rodríguez
Lunes, 2 de marzo 2015, 14:05
El buque insignia de la sanidad regional se queda sin otro de sus históricos. Después de 42 años al pie del cañón en el Hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia, el doctor Manuel Molina Boix (Agost, Alicante, 1950), colgará la bata blanca y el fonendoscopio el próximo 3 de marzo, día en que cumple 65 años e inicia una nueva etapa que aprovechará para aumentar su dedicación a la Asociación contra el Cáncer -de la que es vicepresidente-, «dar paseos por el Malecón y disfrutar de la lectura». Sin posibilidad de prolongar su vida laboral, una opción solo reservada para catedráticos y líderes de programas asistenciales o de investigación estratégicos, el todavía jefe del Servicio de Medicina Interna pone en tela de juicio el criterio aplicado por el Servicio Murciano de Salud sobre las jubilaciones forzosas de los facultativos, alerta del incierto futuro que le aguarda al actual sistema sanitario público y añora el «romanticismo» con el que se ejercía la profesión en otros tiempos.
-¿Le hubiera gustado retrasar unos años su retirada? ¿Se siente con fuerzas para continuar?
-La verdad es que mentalmente y físicamente me encuentro muy bien, pero también es cierto que ha llegado un momento en la práctica de la Medicina en que, sorprendentemente, me cuesta un poco reconocerme. Yo vengo de una especie antigua en la que primaban los aspectos artísticos y románticos de la Medicina, que ahora han dejado paso a una práctica muy tecnificada. Actualmente los médicos tienen mucho más contacto con los ordenadores, con la informática. Y esto es algo bueno, no lo voy a negar. Lo que ocurre es que me coge un poco a contrapaso. Por otra parte, tengo la posibilidad de poder ayudar en la Asociación Española Contra el Cáncer en la Región, de la que soy vicepresidente. Y esto es sin duda un aliciente para esta nueva etapa que se abre en mi vida. Creo en definitiva que, habiéndose jubilado recientemente mis compañeros jefes de servicio de Medicina Interna del Morales Meseguer y del Reina Sofía, no tiene mucho sentido que yo ahora me meta en discusiones ni recursos sobre mi continuidad. He cumplido un ciclo y me siento satisfecho con lo realizado.
-¿Los médicos jóvenes de hoy en día están mejor preparados que los de su quinta?
-Desde luego que están muy bien formados, pero viven la profesión de una manera distinta a la de mi época. El mundo de la electrónica lo ha cambiado todo radicalmente. Por ejemplo, nosotros antes para ver a un enfermo con alguna rareza teníamos que irnos a una enciclopedia o solicitar un artículo de alguna revista que tardaba 15 días en llegarnos. Sin embargo, ahora a un golpe de clic te puedes enterar de la publicación que ha hecho 'The New England Journal of Medicine' esa misma mañana acerca del tratamiento de una determinada patología. Sí me gustaría reseñar que los facultativos de mi generación vivíamos la Medicina de una forma más vocacional, no tan fría como las nuevas hornadas. Y con ello no quiero hacer ninguna crítica, en absoluto. Solo pretendo dejar constancia de que los tiempos han cambiado y también la manera de ejercer la profesión. Ahora los médicos son mucho más reivindicativos desde el punto de vista laboral, en cuanto a libranzas, horas extras, etc. Cuando yo empecé se trabajaba todos los sábados y los domingos acudíamos al hospital a ver a enfermos por el simple hecho de que llevaran un gotero puesto, algo impensable hoy en día.
-¿Qué opina de que solo puedan prorrogar su retirada aquellos médicos que o bien son catedráticos de universidad o avalan una actividad asistencial estratégica?
-Me parece mal. No estoy de acuerdo en el modo. En La Arrixaca siempre hemos convivido dos tipos de médicos: los del mundo universitario y los del antiguo Insalud, ahora Servicio Murciano de Salud. Por tanto, resulta sorprendente que a los primeros se les ofrezca la posibilidad de alargar la fecha de jubilación, mientras que a nosotros, los que nos hemos dedicado a la parcela asistencial, no. Creo que debería ser una norma general, igual para todos. Y encima tampoco se ha demostrado claridad a la hora de decidir por qué se deja a determinada persona sí y a otra no. Lo denominación de 'proyectos estratégicos de interés' es un saco en el que caben muchas interpretaciones. Y, claro, tememos que se cometa alguna injusticia.
-¿Hubiera añadido otra excepción: los buenos médicos con experiencia clínica contrastada y el respaldo objetivo de sus colegas?
-Esa opción también habría sido complicada. Dentro de un hospital todos tenemos nuestras filias y fobias, de manera que los mecanismos subjetivos de evaluación son muy difíciles. Lo que sí se debería valorar, aparte de las publicaciones científicas que uno firme, es la experiencia clínica y la pericia diagnóstica.
-¿Sabe ya quién le va a sustituir al frente de Medicina Interna?
-Somos unos 35 profesionales y, entre ellos, destacan dos o tres que pueden ejercer la jefatura perfectamente. No voy a decir nombres, pero sí puedo asegurar que mi sucesor saldrá de este hospital, no de fuera.
«Me volcaré más en la AECC»
-Tiene fama de llevarse bien con todo el mundo y de ser uno de los profesionales de la Medicina más respetados en la Región. ¿No deja ningún enemigo en el camino?
-Supongo que alguno dejaré. Durante todos estos años habrá gente que se pueda haber sentido molesta por mis decisiones. Siempre que uno está en un sitio de responsabilidad, no todo el mundo está de acuerdo con sus actuaciones. Aunque es cierto que tengo una imagen conciliadora, hay personas que te quieren más y otras que te quieren menos. Yo siempre he procurado llevarme bien con todos y respetarlos. Aún así, algunos me achacan que he sido a veces demasiado blando, que no he puesto las cosas en su sitio en determinadas circunstancias, pero ésa es una pega que tengo, no sé hacer las cosas de otra manera. He preferido hacer yo el trabajo de otros antes de enfrentarme a ellos, cosa que me han criticado mucho.
-¿Y a partir del 3 de marzo qué va a hacer? Hay muchos médicos que siguen con su consulta privada, pero usted nunca la ha tenido. ¿Se plantea montarla ahora?
-No. Desde el año 1973 que empecé en La Arrixaca hasta ahora no he hecho ni una guardia en la privada, ni he tenido consulta. La sanidad pública ha sido siempre una prioridad para mí, me he educado en esa onda y, por tanto, ni se me ha pasado jamás por la imaginación tener actividad fuera del hospital. Además, al ser jefe de servicio existe incompatibilidad, no puedes trabajar en la privada, al menos en teoría.
-Pero muchos jefes de servicio de hospitales públicos, también de La Arrixaca, han tenido y tienen consultas o clínicas privadas.
-Es un problema legal que parece que se va a solucionar con una nueva norma que se publicó hace pocas semanas a propósito de las recientes promociones de jefes de servicio, y que incluye que la incompatibilidad se va a aplicar a rajatabla.
-¿Puede tener como consecuencia este endurecimiento normativo que nadie quiera ser jefe de servicio, que no compense renunciar a los ingresos de la privada a cambio de un plus no muy alto?
-Habría que revisar los salarios en base a la productividad, de manera que se premien los buenos rendimientos y resulte atractivo dedicarse solo a la sanidad pública.
-¿Están mal pagados los médicos de los hospitales públicos?
-Hasta hace cinco o seis años estábamos bien remunerados, pero con los recortes... Dentro del panorama general del país, tenemos un sueldo digno, pero que no ha evolucionado en paralelo con el resto de profesiones. Tener un salario fijo mensual es de agradecer, pero no puedes sacar los pies del tiesto.
-Después de tantos años en la sanidad pública, ¿qué virtudes y defectos le encuentra?
-La virtud principal es que se atiende a todo el mundo sin discriminación alguna, sin mirar raza, sexo, origen... Y el defecto más destacado, sin duda, es la masificación.
-El debate sobre si es sostenible o no el sistema sanitario público actual está más vivo que nunca. ¿Cómo lo ve?
-Tal como está montado, no es viable. La espiral de los gastos es insostenible. Yo soy firme partidario del 'Informe Abril Martorell' del año 1991, que señalaba la necesidad de poner en marcha algún tipo de regulación ante el agotamiento del sistema sanitario. El problema es que ningún gobierno va a ser lo suficientemente valiente para abordar en serio este asunto y adoptar las medidas necesarias, aunque sean impopulares. Lo que no cabe duda es que si seguimos a este ritmo, el sistema acabará por explotar.
-Algo que no cambia son los colapsos en las puertas de Urgencias invierno tras invierno. ¿Por qué no hay forma de atajarlos de una vez?
-Son múltiples factores los que intervienen, pero el principal es que la población vive más años y, por tanto, padece más enfermedades crónicas que hacen que las visitas a los centros hospitalarios crezcan sin parar. Y todos los gobiernos han intentado solucionarlo de maneras más o menos acertadas, pero el problema se repite.
-¿Cree que los centros de salud están desaprovechados?
-La atención primaria también está muy sobrecargada; se dan citas para dentro de muchos días. Así que la gente, con la facilidad de transporte y comunicaciones de hoy en día, encuentra muy fácil acudir a las puertas de urgencias. No obstante, la relación entre la atención primaria y la especializada debería mejorar para evitar descoordinaciones y problemas que pueden redundar en la masificación.
-Sea sincero. ¿Cuántas veces le han propuesto a lo largo de su carrera desempeñar un cargo de responsabilidad política?
-Ninguna.
-¿Y le hubiera gustado?
-No, no. Con mi trabajo de médico ya he tenido bastante, no me han faltado preocupaciones y algunos sinsabores.
-Donde sí que seguirá ocupando un cargo, el de vicepresidente, será en la Asociación Española Contra el Cáncer en la Región, ¿no?
-Sí, claro. Esta ocupación supone un aliciente, una de las razones por las cuales no será muy traumática mi jubilación. A partir de ahora me voy a volcar más aún con esta actividad voluntaria y altruista porque merece la pena y me llena.
-El doctor Agustín Navarrete, presidente de la AECC en Murcia, anunció que usted le sucedería en la cúpula de la asociación. ¿Está cerca ese momento?
-Navarrete ha dedicado los últimos 45 años de su vida al cáncer. No se entendería la Asociación Española contra el Cáncer en la Región sin la figura del doctor Navarrete. Yo he encajado muy bien con él en el cargo de vicepresidente y le ayudo en muchas tareas. Estoy muy a gusto en mi papel de vicepresidente. Cuando él se retire de presidente me gustaría retirarme también yo como vicepresidente, porque formamos un tándem muy bueno.
-Usted es un gran lector de periódicos, le gusta estar informado de toda la actualidad. ¿Cuando se echa a la cara las portadas y ve tantos asuntos de corrupción que salpican a la política qué piensa?
-Yo tengo muchos amigos políticos muy honrados por los cuales pongo la mano en el fuego. No todos son iguales. Desprestigiar a todos los políticos por lo que hacen algunos no me parece bien. Lo peor que podríamos hacer es dejar la política en manos de demagogos, de gente sin altura de miras.
-¿Y Podemos? ¿Qué tiene que decir de este fenómeno?
-No me gusta la tabla rasa que hacen del 'régimen del 78', como ellos lo llaman. Recuerdo en mis años de la Universidad de Valencia que muchos jóvenes participábamos en huelgas y en protestas poniendo en riesgo nuestro físico y exponiéndonos a castigos muy duros como la cárcel. Por eso no me gusta que nadie descalifique a aquella generación. En cuanto a las propuestas económicas y políticas de Podemos, habría que matizarlas. No acabo de ver claro lo que plantean. Dicen cosas muy aceptables para el oído, café para todos, pero luego tiene que haber una base que lo justifique.
-¿Con qué recuerdo de La Arrixaca se queda tras 42 años en el tajo?
-Con la buena gente que he encontrado. Y, sobre todo, con la suerte de haber conocido aquí a Merche, mi mujer. Ella me ha apoyado mucho, ha sido fundamental en mi vida.
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