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Fernando Perals
Lunes, 6 de octubre 2014, 00:42
Marta, Lorena, Sergio, Óscar... Hasta un total de 24 usuarios y 12 estudiantes participan en el proyecto Amigo de viviendas compartidas de la Fundación Síndrome de Down de la Región de Murcia. Doce casas del Centro de Promoción para la Autonomía Personal (Cepap), en la pedanía murciana de Cabezo de Torres, sirven de acogida y enseñanza para jóvenes discapacitados. Cincuenta metros cuadrados donde afectados comparten el día a día con estudiantes de la Universidad de Murcia.
Eva, una pedagoga que realiza un estudio en la centro de inserción social Guillermo Miranda, lleva más de un año junto a Marta y Lorena, ambas de Murcia. «Es un trabajo muy agradecido y de gran satisfacción personal; enseñamos a compartir las tareas de la casa y les ayudamos a que se integren en la sociedad, desde las rutinas más habituales». Marta, una seguidora acérrima de la nadadora de Mireia Belmonte, muestra las medallas que ha logrado en las competiciones con otros afectados en varias competiciones. «Como Mireia, intento superarme día a día. Es mi ídolo», afirma esta joven de 22 años que comparte hogar con Lorena.
Integración en la sociedad
Un espíritu de superación, al igual que Sergio, hincha del fútbol y del Barcelona, que comparte vivienda con Óscar en el centro de Cabezo. Fernando, el estudiante mediador, llegó de Yecla, «entusiasmado por este proyecto». Mientras prepara el desayuno, nos cuenta que «tenía que venir a la capital a hacer mis estudios de Trabajo Social; no quería perder el tiempo buscando piso para compartir con otros compañeros. Me enteré de este proyecto y llevo dos años ayudando a estos chicos, como ellos me ayudan a mí». Una experiencia enriquecedora. Óscar no para de reírse: «Lo que más me gusta es hacer las tareas de la casa; cómo nos organizamos desde por la mañana», afirma. Mientras engorda con cereales su tazón de leche, agrega que le gustaría estar en Llano de Brujas con su familia, «pero aquí hago amigos y comparto aficiones, aunque a Sergio le gusta demasiado el fútbol», comenta.
Son jóvenes, alegres y «muy competentes», asegura Juanjo Velasco, coordinador de los mediadores del Cepap. «Buscamos que se integren y participen en todas las actividades que se organizan en Cabezo de Torres, desde los talleres de pintura con las Asociación de Amas de Casa o las actividades deportivas que se celebran con otros colegios en el pabellón deportivo».
Una de los objetivos de la fundación es que los afectados por síndrome de Down lleguen a integrarse en la sociedad. Durante cuatro años, los jóvenes que están en casas compartidas adquieren los conocimientos suficientes para no depender de sus familiares. «Observar la evolución de estos chicos es algo muy satisfactorio para medidadores y docentes», indica Juanjo.
Los estudiantes ejercen el papel de mediadores y reciben una beca de la fundación que les cubre los gastos de alojamiento y manutención durante el tiempo de su estancia. Por su parte, los familiares del usuario de Fundown corren con los gastos derivados de su participación de forma directa en el proyecto Amigo.
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