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GUILLERMO HERMIDA
Lunes, 7 de julio 2014, 13:22
Rafael Fuertes Quintanilla (Murcia, 26 de julio de 1971) se ha convertido en el rostro que encarna -o puede encarnar- el futuro del Grupo Fuertes. Él es la punta de lanza de la tercera generación, del relevo necesario, después de convertirse en el presidente del consejo de administración de la sociedad estratégica del 'holding' de empresas -casi una veintena- que conforman el conglomerado de alma alhameña surgido hace 60 años.
Un cargo con pocas competencias ejecutivas, pero que le coloca -junto a sus compañeros de generación- en el foco de la sucesión. A poco menos de un mes de cumplir 43 años, este diplomado en Ciencias Económicas y Empresariales que completó su formación con un máster en Dirección Empresarial en Berkeley, toma las riendas estratégicas de un 'holding' para el que trabajan unas 5.500 personas -casi 3.500 de ellas en ElPozo- y que facturó en plena crisis más de 1.100 millones de euros.
Pero el relevo -más patente tras acceder a la vicepresidencia su primo, Augusto Fuertes Gómez, otro 'tercera generación'-, será tranquilo, pausado y tutelado, como gusta de hacer las cosas una de las mayores y más relevantes empresas de la Región. El padre de Rafael, Tomás -hijo a su vez de Antonio, el fundador de la saga- seguirá al mando de la joya de la corona del grupo, ElPozo Alimentación, y del grupo corporativo. Y son muchos los que piensan que a don Tomás, como se le conoce en la casa, solo una causa de fuerza mayor podrá imponer un relevo más precipitado. Además -junto a José y Juana Fuertes, el resto de los hermanos de la segunda generación- mantiene la mayoría del accionariado de una empresa que sigue bajo el férreo control familiar pese a los repetidos cantos de sirena para un posible desembarco en bolsa.
Casado en segundas nupcias en 2008 y padre de dos niños -Tomás, de cuatro años, y Ariadne, de apenas dos-, Rafael Fuertes tiene el perfil del nuevo empresario, del que pese a la herencia familiar conoce desde abajo prácticamente toda la estructura del grupo. Con apenas 23 años se incorporó ya al 'staff' de ElPozo Alimentación y en 2010 entró a formar parte de los consejos de varias de las sociedades del 'holding', como Bodegas Luzón o Cefusa, la rama ganadera del grupo.
Le encanta el mar -tiene casa en Mazarrón, como casi todo el clan familiar- y practicaba windsurf y submarinismo. Practicaba, porque reconoce que ahora la empresa y su familia le ocupan el 99% de su tiempo. Atrás también dejó -por el momento- los deportes de aventura y de contacto con la naturaleza que también practicaba. Cuidadoso con su físico pero sin llegar a coqueto, Rafael mantiene el tipo gracias a un entrenador personal que literalmente lo arrastra al gimnasio -normalmente, el que existe en las propias instalaciones del grupo en Alhama- para correr, desgastarse en la elíptica o pedalear. Viste siempre impecable, pero con un estilo moderno, y los que le conocen saben que es de las personas que sabe escuchar, e incluso toma notas para no olvidar lo que oye. Poco aficionado al fútbol, sí lo es del fútbol-sala, donde es habitual verlo en el palco cuando el equipo que patrocina su empresa compite. A la hora del cine, prefiere comedias o algo romántico para desconectar, y en el terreno culinario -como no podía ser menos- es de carne. La barbacoa es su reino, aunque alguna vez se atreve con la paella y las migas.
Ahora da el salto al denominado 'G6', el consejo en el que además se sientan su hermana Laura y sus primos Augusto, Antonio José, María José e Inmaculada. Un equipo que transmite la idea de dirección colegiada y de consenso en la dirección estratégica. Pero los cargos los ocupan los individuos, y Rafael lo hace. Además de su formación universitaria y de postgrado, cuenta con dos prestigiosos másteres, uno en Industrias Agroalimentarias que obtuvo en el sevillano Instituto Internacional San Telmo, y otro en Alta Dirección en EDE, el centro que dirige la hija del factótum de Mercadona, Juan Roig, en Valencia. Todo queda en casa se podría decir, porque ElPozo es interproveedor del gigante de la distribución.
Domina el inglés a la perfección, y la expansión del grupo lo lleva prácticamente de viaje todas las semanas, últimamente a destinos como Rusia y Asia, además de a casi todos los países iberoamericanos. Es de los primeros en llegar a la empresa y de los últimos en marcharse, y comparte con su padre despacho, en una sinergia cuasiperfecta.
En definitiva, «si queremos que todo siga como está, necesitamos que todo cambie», como escribió hace ya más de medio siglo Lampedusa en 'El Gatopardo'. Cambiar, porque los ciclos biológicos se imponen, pero hacerlo para que nada -en este caso, el empuje empresarial y la posición de liderazgo- cambie.
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