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JAM ALBARRACÍN
Jueves, 8 de octubre 2009, 03:33
Cautivó en su primera visita, hace tres años en el Festival de Jazz de Cartagena («Dayna conquistó nuestro corazón, nuestro estómago, nuestro hígado y hasta nuestro aparato respiratorio, contenido para no ahogar ni un matiz de su propuesta a la vez íntima y orgullosa. Hacía tiempo que no escuchaba el espíritu de América tan nítida y poderosamente», escribí entonces) y esta noche vuelve para presentar su nuevo álbum, , publicado hace dos semanas. Dayna Kurtz es una artista con una capacidad expresiva sorprendente.
«Pedí la ayuda de los dioses en el comienzo de una maratoniana sesión de escritura que dio a luz a la mitad de este disco. Podría ser atea, pero soy escritora primero y como tal somos muy supersticiosos. Pienso que las escrituras sagradas y las diosas son mucho más sexys que las deidades corrientes y molientes», afirma la neoyorkina afincada en Nueva Jersey para introducir su nuevo largo. Tres años han transcurrido desde su álbum anterior hasta este un trabajo con un marcado acento poético que sin embargo suena más directo, enérgico y contundente, con claro sabor a rock and roll. «Nunca he pasado más de un mes sin necesidad de encerrarme en un estudio. Así que compré una casa en las montañas y un pequeño equipo de grabación. Luego me apliqué y fui aceptada en algunas clases de poesía en la Nueva Escuela de Nueva York, algo que siempre había querido hacer. Por muy raro que suene, y a pesar de haber vivido siempre enamorada del rock and roll y el rockabilly, por primera vez en mi vida tomé unas lecciones de guitarra para aprender a tocar como mis nuevos héroes».
Desde los inicios de su carrera, Dayna Kurtz se ha manejado en ese neblinoso espectro de los artistas de culto. Ya en 1997 sus compañeros de profesión la eligieron mejor compositora del año y de hecho en esta última época ha estado trabajando para discos de otros artistas, como el que hizo para Randy Krafton, el vinilo que grabó y produjo en homenaje a Hazel Dickens u otros vinilos junto a My Brightest Diamond y Keren Ann. «Fue una temporada brillante. Me siento bastante afortunada por tener esta clase de libertad al saber que tengo la posibilidad de abandonar viejos convencionalismos, aprender a hacer cosas nuevas, divertirme y recargar».
Recarga que se aprecia con certeza en , el disco que anda presentando a modo de avanzadilla, sólo cuatro fechas en España, antes de embarcarse en una más ambiciosa gira europea, ya con su banda. Una ocasión especial, pues, para degustar la música en vivo de este «animal de escenari»", como ella misma se define.
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