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FRANCISCO OJADOS
Jueves, 10 de septiembre 2009, 15:45
La faena de Pedro Javier Cáceres en el primer pregón taurino de la feria de Murcia, celebrado ayer, acabó con ovación de gala tras brindar montera en mano la proclama del comienzo de los toros en la capital del Segura.
El veterano periodista madrileño comenzó su disertación, en el Salón de actos de Cajamurcia, aludiendo a las diferentes acepciones que el diccionario recoge de la palabra pregón, para poner al toro en los medios. Desde allí y destocado, a pesar de cómo dijo, haber hecho más paseíllos en Murcia que el propio pepín Liria, agradeció la confianza depositada por el Club Taurino de Murcia para nombrarlo primer pregonero, en lo que Cáceres augura será una iniciativa que tendrá continuidad en personalidades de la vida pública, política, social y, por supuesto, taurina. Se calificó como el telonero de grandes personalidades que vendrán a Murcia a pregonar su gran feria.
Tras explicar que los orígenes de su amor a Murcia entraron por las aguas calidas de la costa del Campo de Cartagena, hizo su peculiar homenaje a la cultura popular recitando dos trovos de admiración desde Cartagena a Murcia, lo que aprovechó para elogiar al pueblo murciano y criticar con un inteligente juego de palabras la insolidaridad que desde otras zonas de la geografía hispana sufre una región que es la despensa del mundo, tierra fértil donde las haya, cuando de agua se trata.
Tras calificarse como heterodoxo y osado, recitó también versos del oriolano Miguel Hernández, ante un atento Miguel Ángel Cámara, alcalde de Murcia.
Análisis
El pregón en sí analizó los once espectáculos que desde hoy y hasta el próximo día 20 acogerá la centenaria Condomina, y lo hizo trompetilla al viento y en un parlamento de ribetes panochos castellano parlante, por calificarlo de algún modo, que tuvieron su gracia, hasta para criticar las ausencias, la más sentida la de Alfonso Romero, pero cumpliendo el pregón su función panegírica de vender lo bueno, que es mucho, con que cuenta la feria de este año.
Y a la hora de vanagloriar la feria de Murcia, que conoce más de tres décadas, no perdió la oportunidad de pedir a las autoridades que la vendan hacia fuera, como reclamo de una ciudad que lo tiene todo, en palabras del periodista. Hecha la faena de muleta, Cáceres se adornó con un recuerdo a los toreros murcianos, muchos y buenos, y pidió al Ayuntamiento que vaya de la mano del Club Taurino.
Alabó la personalidad de un público que va a la plaza divertirse por lo civil o por lo gastronómico, aludiendo a la tradicional merienda. Calificó el coso murciano como una apuesta decidida por la vida, la del animal, para entrar en el terreno de los indultos, del cual era crítico y ha terminado converso en Murcia.
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