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Momento en que anoche se encontraron en la Plaza de la Estrella la Virgen de la Soledad, Jesús de la Penitencia y el Cristo de la Sangre./ SONIA M. LARIO / AGM
Emoción en el encuentro entre el Cristo de la Sangre, la Virgen de la Soledad y Jesús de la Penitencia
LORCA

Emoción en el encuentro entre el Cristo de la Sangre, la Virgen de la Soledad y Jesús de la Penitencia

Cientos de lorquinos y visitantes contemplaron anoche el ensayo general de la Procesión del Silencio de Jueves Santo en la Plaza de la Estrella del populoso barrio de San Cristóbal

A. S.

Miércoles, 8 de abril 2009, 10:44

La populosa Plaza de la Estrella en el barrio de San Cristóbal fue anoche el escenario del encuentro entre las tres imágenes titulares de la Archicofradía del Santísimo Cristo de la Sangre, Paso Encarnado, el Santísimo Cristo de la Sangre, la Santísima Virgen de la Soledad y Nuestro Señor Jesús de la Penitencia. Miles de lorquinos acudieron al ensayo general de la Procesión del Silencio, que recorre las calles del Barrio en la madrugada de Jueves a Viernes Santo.

El trono del Cristo de la Sangre salió de la iglesia de San Diego minutos después de las nueve de la noche. Poco después, lo hacía Nuestro Padre Jesús de la Penitencia desde la iglesia de San Cristóbal. Desde ese mismo lugar, aunque un poco más tarde, también se incorporaba a las calles del barrio de San Cristóbal la imagen de la Virgen de la Soledad. Las tres imágenes se encontraron poco antes de las diez y media de la noche en la emblemática Plaza de la Estrella que registró un lleno casi absoluto, ya que el desfile se ha convertido en uno de los ensayos más seguidos.

Los tres, a hombros

Los tres tronos fueron portados a hombros por costaleros y costaleras. El del Cristo de la Sangre lo portaron 104 costaleros, mientras que el de Jesús de la Penitencia lo llevaban 60. La imagen de la Soledad procesionó contando bajo su trono a 108 mujeres que desfilaron con maestría. El momento más emotivo fue cuando las imágenes de Jesús de la Penitencia y del Cristo de la Sangre se situaron frente a la Virgen de la Soledad. La emoción embargó a los presentes que aplaudieron mientras gritaban vivas al Paso Encarnado y a cada una de las tallas que procesionaron. La recogida se produjo bien entrada la noche en la iglesia de San Cristóbal.

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