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En su reapertura, La tasca del Tío Andrés colgó ayer el cartel de 'completo'. «Se ha notado que había ganas, tanto entre nosotros como entre ... la clientela, y hemos tenido llenas las 30 plazas que nos permiten en el 50% de la sala», explicó el dueño, Horacio Blanco. Llevaba un mes con la persiana echada, desde que el Gobierno regional decretara el cierre total del sector, el pasado 7 de noviembre. En este tiempo, ha aprovechado para renovar menús y hacerse con género suficiente para la campaña de Navidad. También tiene fe en ella Almudena Ferrer, responsable de La Marquesita. Se enorgullece de no haber cerrado ni un día, al haber dado comidas a domicilio y haber mantenido la terraza. Ayer reactivó sus dos salones. Ambos empresarios están deseando recuperarse de las pérdidas del año, que han reducido su facturación a la mitad o menos todavía.
Ante la bajada de los ingresos, el sector espera la llegada de las ayudas del Gobierno regional. En total hay 5.300 solicitudes, y hoy mismo empezarán a abonarse las primeras 1.200 peticiones con los cinco millones de euros iniciales del plan, según informó ayer Jesús Jiménez, presidente de Hostemur. Según la patronal, el próximo 16 de diciembre se pondrán a disposición los otros cuatro millones de euros para atender otras 900 demandas, y calculan que el 31 de diciembre, las 3.200 restantes deberán estar abonadas con los otros once millones que contempla el rescate.
Desde la patronal del sector en Cartagena, Hostecar, también hay peticiones de ayudas directas que ya conoce el Ayuntamiento. La propuesta que se ha cogido como ejemplo es la que han aprobado en Mazarrón. «Tomamos una media de mil euros de ayuda por negocio, con algunos elementos variables en función de la plantilla y de otros factores», explicó el presidente, Juan José López Escolar. La alcaldesa, Ana Belén Castejón, aseguró hace un par de semanas que prepara un paquete de medidas en ese sentido. «Pero todavía no ha confirmado nada», indicó López Escolar.
A partir de ayer, con el levantamiento de la restricción que prohibía consumir en el interior de los locales en la Región, a excepción de los municipios de Los Alcázares y Torre Pacheco, los hosteleros se pusieron manos a la obra. «Lo más complicado ahora va a ser dividir en mesas de seis a quienes en años anteriores hacían comidas de 30 o 40 personas», afirmó Almudena Ferrer, en la Plaza Alcolea. «Eso puede hacer que bastantes grupos de amigos y empresas se lo piensen y no salgan. En el caso de las familias, esperamos que se animen más y la pérdida sea menor respecto a otros años», terció Horacio Blanco.
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En La tasca del tío Andrés, en el Paseo de Alfonso XIII, decidieron cerrar del todo hace un mes. «No nos merecía la pena sacar a toda la plantilla del Erte para atenderla. Hemos preferido reactivar ahora a todo el mundo para el servicio en sala y tomar todas las precauciones para mantener el negocio abierto. Aquí la seguridad va a ser total. Es lo más importante», apuntó Blanco. Y en La Marquesita también se han tomado en serio ese tema.
Han puesto mamparas para crear cierta separación entre mesas, que además están muy espaciadas. «Todos nuestros camareros llevan mascarilla con doble filtro. La limpieza es continua y estamos plenamente concienciados», añadió su responsable.
Sin embargo, en el establecimiento han notado que, pese al frío, «la gente pregunta por la terraza» y prefiere estar abrigada fuera que más a gusto dentro. «Hay miedo», explicó la propietaria de La Marquesita. En su caso, solo una persona se mantiene en el ERTE. Todos los demás han vuelto a trabajar. «Sin embargo, hay algo que complica las cosas y es el toque de queda a las once de la noche. Ya hemos notado que eso va a hacer flojear las cenas, porque mucha gente sale de trabajar tarde y reservaría a las diez o a las diez y media, que es la hora a la que prácticamente tiene que estar en su casa. Yo le diría al señor presidente, Fernando López Miras, que nos amplíe el horario hasta las doce. Eso marcaría la diferencia», apuntó la hostelera.
En las principales calles de la zona peatonal, desde la plaza de San Sebastián, a Jara, Puerta de Murcia, Icue, Santa Florentina y Carmen, las terrazas han salvado la actividad de la mayoría de los establecimientos. Las estufas lo han permitido hasta cierto punto, pero las comidas y las cenas navideñas son otra cosa. Y todos los empresarios esperan una relajación de los datos de contagio que les permita ampliar los aforos para darles cabida en sala.
La apertura total es un pasito más para los bares y restaurantes, pero no es lo que salvará a los establecimientos de menor tamaño, en el que la separacón entre los clientes es mucho más difícil de salvaguardar. «El siguiente es que permitan dar servicio en la barra, porque hay cantidad de bares que viven de eso y que necesitan que se les permita tener actividad. Hay muchos que ya no podrán abrir y, si esto no afloja, serán más», explicó Almudena Ferrer.
Esos establecimientos más modestos, que en muchos casos tienen cinco trabajadores o menos, son el 80% de los del sector hostelero en activo en la Región. Facilitarles las cosas para que puedan abrir cuanto antes en unas condiciones de seguridad compatibles con su rentabilidad es básico para ellos.
La Consejería de Turismo puso ayer en marcha la campaña 'Con seguridad y en confianza', cuyo fin es incentivar el consumo responsable y seguro en los locales de hostelería de la Región. La iniciativa estará activa hasta el 30 de diciembre y busca que sean los propios ciudadanos quienes se conviertan en los dinamizadores y prescriptores de los establecimientos, según informaron fuentes del Gobierno regional.
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