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Celia Costa - La idea
IES Gerardo Molina, Torre Pacheco
Lunes, 13 de enero 2014, 10:48
En el pasado mes de diciembre, un grupo de 10 internos del centro penitenciario de Murcia, acompañados y orientados por Juan, subdirector y psicólogo de la cárcel y por algunos trabajadores sociales, fue al IES Gerardo Molina para contar sus andadas entre las drogas y así concienciar a los alumnos del mal que estas hacen, desde un punto de vista más cercano.
Acostumbramos a crecer educándonos contra las drogas. Desde muy pequeños nos han ido dando charlas instructivas, pero esto no es suficiente, que una persona diga "las drogas son malas" no va a cambiar la curiosidad de algunos por probar dichas sustancias, y es esto, la curiosidad y el que tus amigos te presionen, lo que te lleva hacia las drogas. Así que nada mejor que unas personas que han arruinado su vida yendo por el mal camino, aún sabiendo que no era el adecuado, para mostrar a los jóvenes el daño que de verdad hacen las drogas y que estos lo vean con sus propios ojos.
La charla transcurrida en la mañana del pasado miércoles 15 de diciembre tuvo lugar en el gimnasio del IES Gerardo Molina. Comenzó con una pequeña actuación de teatro realizada por los presos, llamada "Yo decido". En ella se mostraba como un joven vive su día a día presionado por sus amigos que lo quieren inducir a consumir drogas. Mientras, a su oído derecho se le aparece la buena conciencia que le intenta guiar por el buen camino para que no haga lo que sus colegas le dicen, en cambio, en su oído izquierdo está el mal presionándole para hacer lo incorrecto. En la obra se enseña a los alumnos que son ellos mismos los que han de decidir sobre sus propias vidas y que no tienen que hacer lo que sus amigos les pidan.
La segunda parte de la charla fue la presentación de los presos, donde uno a uno iban contando parte de su experiencia y cómo habían llegado hasta la cárcel.
Uno de los presos más mayores, contó su pesadilla -"Por una puñetera ralla he jodido mi vida, por una ralla estoy aquí, porque los amigos me decían que lo probara, y todo por una puta ralla"- expresó casi con lágrimas en los ojos.
Otro conmovedor caso fue el de una madre de familia, la mayor del grupo, que había tenido que soportar el peso de que sus hijos cayeran en las drogas y por lo tanto en la cárcel, donde finalmente acabó ella también por ocultar mercancía de un familiar, según explicó.
El más joven, que era al que se le veía más entregado en el proyecto, hablaba sobre la fama, la fama que te deja en tu familia y en tu pueblo el haber sido drogadicto, el haber estado en la cárcel, una fama que jamás se te quitará.
Todos, conmocionados, hablaban sobre lo difícil que es el hacerle frente a las drogas, lo duro que es el alejarte de tu familia y ver como tu vida va poco a poco cayendo en un pozo sin fondo.
En la tercera y última parte de la charla el organizador del grupo de presos pidió a los profesores que salieran del gimnasio, para tener intimidad con los alumnos y que estos se sinceraran sobre sus experiencias con las drogas, aunque cabe decir que a algunos profesores los pillaron husmeando tras las puertas. Aquí unos cuantos alumnos hicieron preguntas al psicólogo y a los presos y otros contaron experiencias con el alcohol y marihuana y como sus amigos caían en esto.
Finalmente se despidió a los presos con un fuerte aplauso por su gran trabajo y valor.
Todos los alumnos que asistieron declaran que la charla fue muy instructiva y conmovedora, mucho más útil que las típicas charlas de personas que "nunca han roto un plato". Algunos alumnos salieron del gimnasio con lágrimas en los ojos y totalmente concienciados de no probar ninguna droga jamás.
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