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¿Será Sierra Espuña el decimoctavo parque nacional español? Así lo pretende el Gobierno regional, que ha retomado el antiguo proyecto de conseguir para este espacio natural la máxima categoría de protección ambiental. La Comunidad Autónoma ha iniciado ya los contactos con el Ministerio para la Transición Ecológica y prepara los estudios técnicos que justificarán la candidatura, aunque con la plena consciencia de que se emprende una aventura administrativa larga y compleja. Y de final incierto porque, para empezar, el parque regional no cumple con uno de los principales requisitos: la superficie mínima de 20.000 hectáreas que exige la Ley de Parques Nacionales; el pulmón verde murciano cuenta solo con 17.804.
Así que no hay más remedio que aumentar la superficie protegida. La Consejería de Empleo, Universidades, Empresa y Medio Ambiente estudia la ampliación de los límites hacia el norte para incluir terrenos dentro de la Zona de Especial Protección para Aves (ZEPA) de las Sierras de Burete, Lavia y Cambrón, sobre todo en el término municipal de Mula, según confirma a 'La Verdad' este departamento de la Administración regional.
Los 15 actuales Ordesa y Monte Perdido, Aigüestortes i Estany Sant Maurici, Picos de Europa, Islas Atlánticas de Galicia, Archipiélago de Cabrera, Cabañeros, Tablas de Daimiel, Monfragüe, Sierra Nevada, Doñana, Timanfaya, Teide, Caldera de Taburiente, Garajonay y Sierra de Guadarrama.
En tramitación Sierra de las Nieves.
Propuesto Mar de las Calmas.
El objetivo es ocupar montes públicos tanto como sea posible, aunque la continuidad territorial obligaría a incluir alguna finca privada. La norma exige una «superficie continua, no fragmentada y sin estrangulamientos, suficiente como para permitir que se mantengan sus características físicas y biológicas y se asegure el funcionamiento de los procesos naturales presentes».
Sierra Espuña también falla en otro requerimiento territorial: no cuenta con una zona de amortiguación con la calidad y extensión suficiente, como se ha advertido al Gobierno regional desde el Ministerio. La Ley de Parques Nacionales demanda una banda de terreno natural, con capacidad de prestar servicios ambientales, y por lo tanto sin zonas industriales, cultivos intensivos u otras actividades económicas que impacten negativamente en el medio. También se ha buscado una solución a este problema: delimitar como zona de amortiguación la zona sur del parque regional, en los primeros dos o tres kilómetros por encima del trasvase Tajo-Segura. El espacio 'perdido' se compensaría con la ampliación del parque por el norte. Aunque aún no se ha calculado con detalle, se estima que habría que incorporar al parque regional al menos 5.000 hectáreas: las más de 2.000 que faltan para llegar al mínimo legal más las que se descontarían al convertir en zona de amortiguación la parte meridional del espacio protegido.
Más dificultades: el Ministerio no admite a cualquier aspirante, por muy importante que sea localmente o bien conservado que se encuentre. «Tendrán prioridad las propuestas que impliquen la inclusión de sistemas naturales no representados» en la Red de Parques Nacionales, que actualmente cuenta con quince socios, que pronto serán dieciséis, puesto que en los próximos meses el Consejo de Ministros aprobará la declaración de la Sierra de las Nieves. Este enclave malagueño logró el visto bueno gracias a una conífera singular, el pinsapo, y Sierra Espuña jugará la baza de su extenso pinar mediterráneo en un entorno semiárido.
La Dirección General de Medio Natural considera que Sierra Espuña encaja en los siguientes sistemas naturales: formaciones y relieves singulares de montaña y alta montaña; sistema naturales singulares de origen kárstico; pinares, sabinares y enebrales; y garrigas xerófilas mediterráneas.
Existe la posibilidad de que la propuesta de Sierra Espuña sea cuestionada por su condición de bosque de repoblación -el trabajo modélico de restauración ambiental dirigido por el ingeniero de montes Ricardo Codorniú a finales del siglo XIX-; por eso será positivo ganar para el parque una amplia zona de pinares naturales en su zona norte.
Parques Nacionales ha pedido ya a la Comunidad Autónoma que «mejore» su primera propuesta «para adaptarse a los requerimientos territoriales» y que justifique «la singularidad ambiental» que Sierra Espuña aportaría a la Red, informan a este periódico fuentes del Ministerio para la Transición Ecológica.
Junto con el cumplimiento de estos criterios, el Ministerio recuerda que también será necesario el consenso científico y social. Tanto la Mancomunidad Turística de Sierra Espuña como los ayuntamientos sobre los que se extiende el parque (Alhama de Murcia, Totana, Aledo, Pliego, Mula y Librilla) han apoyado este proyecto, que deberá ser sometido a exposición pública a nivel local durante tres meses si consigue la aprobación inicial. Uno de los organismos de la Administración que deberá pronunciarse será el Ministerio de Defensa, que cuenta con un Escuadrón de Vigilancia Aérea (EVA 13) en el Morrón de Alhama.
La memoria que preparan los técnicos de la Dirección General de Medio Natural responde a cuestiones concretas exigidas por la Ley de Parques Nacionales: entre otros, los objetivos de la declaración, el diagnóstico ecológico del estado de conservación de los sistemas naturales y del patrimonio cultural, el impacto económico y la aceptación social en el ámbito geográfico afectado.
La declaración de parque nacional abre un gran abanico de oportunidades en el ámbito turístico, pero también implica restricciones urbanísticas y en las actividades económicas para garantizar la conservación de los valores naturales. Uno de los principales cambios en Sierra Espuña es que supondría la prohibición de la caza, una de las prácticas no permitidas en estos espacios con el máximo grado de protección, salvo en fincas privadas y solo hasta el año 2020, cuando expira una moratoria aprobada en 2014. De modo que el hipotético ascenso de categoría de Espuña acarrearía la desaparición de la Reserva de Caza creada en 1970 al introducirse el arruí para su explotación cinegética. Fuentes de la Junta Rectora del parque señalan que «el rechazo al arruí en el territorio es una constante que sale en todas las reuniones», y que no se descarta que se vote esta cuestión en el próximo encuentro -previsto para antes de Semana Santa- de este órgano en el que están representados todos los sectores con intereses en el ámbito del espacio protegido.
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