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Flamencos en las Salinas de Marchamalo, en La Manga, en la tarde del domingo.

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Flamencos en las Salinas de Marchamalo, en La Manga, en la tarde del domingo. J. M. RODRÍGUEZ

Explosión de flamencos en las Salinas de Marchamalo

El humedal en la entrada de La Manga ofrece un espectáculo inusual: nunca antes se había visto allí tal concentración de estas elegantes aves acuáticas

Lunes, 4 de mayo 2020, 02:14

Nadie recuerda una concentración de flamencos tan numerosa en las Salinas de Marchamalo (Cartagena) como la que puede disfrutarse estos días: cientos de estas elegantes aves acuáticas descansan y se alimentan en el humedal situado a la entrada de La Manga aprovechando la inusual tranquilidad favorecida por el estado de alarma.

Las balsas del Parque Regional de Salinas y Arenales de San Pedro del Pinatar albergan habitualmente grandes grupos, pero lo normal hasta ahora en Marchamalo era ver algún ejemplar suelto. O ninguno. La casi total ausencia de tráfico desde el confinamiento por la pandemia del coronavirus, el descenso del ruido y otras molestias parecen haber animado a estos grandes pájaros a acomodarse cerca de Cabo de Palos.

«Casi nunca hay flamencos en esa zona», explica a LA VERDAD el geógrafo Gustavo Ballesteros, experto en aves acuáticas y gestión de humedales. «Esa parte de las salinas es la más accesible y cercana a las viviendas. La irregularidad hídrica y el hecho de que normalmente siempre haya gente paseando con perros sueltos hace que las aves hayan ido a menos con el paso de los años».

Ballesteros, coordinador del proyecto europeo Life Salinas en San Pedro del Pinatar, apunta también a una posible «explosión» de insectos en el agua –la base alimenticia de los flamencos– debido a su baja salinidad: al estar las salinas semiabandonadas, nadie las desaguó tras las intensas lluvias del invierno y la primavera. De haber sido así, y al tratarse de las balsas destinadas a la cristalización, la elevada concentración de sal no habría permitido un entorno tan confortable para los flamencos. Ni con tanta comida disponible.

¿Se quedarán en Marchamalo? Gustavo Ballesteros lo duda: «Se irán cuando aumente la salinidad y, al reequilibrarse el ecosistema, disminuyan los insectos acuáticos; pero sobre todo cuando comiencen a sentir molestias». Efectivamente, la presencia humana durante el primer fin de semana de la desescalada ahuyentó a los flamencos, que regresaron el domingo por la tarde y se 'confinaron' tímidamente en la esquina de una balsa salinera.

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