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En una investigación que supone una primicia mundial, científicos de la Universidad de Murcia han detectado antibióticos y antiinflamatorios no esteroideos en los tejidos de ... cetáceos. El equipo que lidera la profesora e integrante del Grupo de Toxicología de la UMU Emma Martínez López ha encontrado restos de medicamentos tan populares como la azitromicina, el diclofenaco y el ibuprofeno en los músculos, hígados y riñones de decenas de delfines y calderones varados en el litoral de la Región.
Este hallazgo es especialmente relevante, explican fuentes de la UMU a LAVERDAD, porque los mamíferos marinos son excelentes centinelas de la salud de los océanos y la bioacumulación de cualquier sustancia en sus cuerpos supone una señal de alerta porque igualmente supone un riesgo para los humanos.
Las muestras de laboratorio han arrojado un resultado contra todo pronóstico puesto que se pensaba que estos fármacos –que sin embargo ya se habían recogido abundantemente en los ríos españoles– tenían escaso poder bioacumulativo en superdepredadores marinos, cuya dieta los incluye involuntariamente.
Esta investigación forma parte del proyecto 'Mamíferos marinos como indicadores de riesgos por contaminantes ambientales emergentes en las costas de la Región de Murcia' (Marfarisk), que cuenta con el apoyo del Ministerio de Ciencia e Innovación y la Comunidad Autónoma.
De hecho, los científicos de la UMU cuentan con la colaboración de la Red de Varamientos de la Región, que cede desde 2009 muestras de tejidos de los cetáceos que arriban sin vida a la costa, en su mayoría delfines mulares, comunes y listados y calderones comunes y grises. Los congeladores de la UMU conservan a -20ºC 128 muestras de músculos, hígados y riñones de más de sesenta cetáceos. Estos tejidos, junto con la información de las necropsias –sexo, longitud, causa de la muerte, contenido estomacal, grado de parásitos...–, son básicos para una correcta interpretación de los resultados.
Esta información toxicológica es útil para la conservación de las poblaciones de cetáceos, bajo constante amenaza, y también para desarrollar estrategias públicas de mitigación de la contaminación marina y de protección de la seguridad alimentaria de las personas.
«La Región de Murcia es una de las zonas de España con mayor actividad acuícola por kilómetro de costa y ha sido pionera en la regulación y planificación de las piscifactorías, además de haber puesto en marcha planes de vigilancia ambiental. Sin embargo, estos planes no han incluido el estudio ni vigilancia de contaminantes emergentes en especies superpredadoras», advierte Emma Martínez. «La utilización de estas especies puede avisar de riesgos potenciales para el ser humano, de manera que se puedan tomar medidas preventivas a tiempo para evitar consecuencias sanitarias graves», añade.
«No existe informe alguno que recoja información sobre la presencia de residuos de fármacos y sus implicaciones en la salud en superdepredadores marinos, ni en el Mediterráneo ni en ninguna otra parte del mundo. Marfarisk se ha convertido en el primer estudio de estas características; de hecho, contaminantes ambientales emergentes, como los antibióticos macrólidos –azitromicina, claritromicina, eritromicina, fluoroquinolona y ciprofloxacina– y los antiinflamatorios no esteroideos –ibuprofeno y diclofenaco– han sido incluidos ahora en el programa de monitoreo de la lista de vigilancia de la Directiva Marco del Agua de la Unión Europea (UE)», señala.
El equipo Oceanosphera, que dirige Emma Martínez, ya ha documentado la presencia en cetáceos de metales pesados, plaguicidas, hidrocarburos y otros contaminentes ambientales. En esta nueva investigación, que saca a la luz la bioacumulación de fármacos, colaboran tres grupos de investigación de la UMU: Toxicología, Resistencia microbiana en sanidad animal e Interlab.
«Encontrar fármacos como antibióticos y antiinflamatorios en los tejidos de mamíferos marinos fue una gran sorpresa, no nos lo esperábamos», explica la investigadora Emma Martínez sobre un hallazgo que «debería servir para que se pongan en marcha planes de mitigación de estos contaminantes, que en el caso del ibuprofeno se ha hallado en concentraciones importantes», considera.
«Detectar los restos de fármacos ha sido sorprendente y genera un nuevo paradigma», asegura, «ya que desconocemos qué mecanismos utilizan los cetáceos para eliminarlos de su organismo».
Los medicamentos llegan al mar «de manera constante» a través de las aguas residuales urbanas pero también procedentes de la ganadería, la industria y quizá otras fuentes de emisión, informa la coordinadora del proyecto Marfarisk.
Las muestras analizadas se corresponden con individuos hallados en las costas de la Región, lo que no indica que el litoral murciano esté más contaminado por medicamentos, ya que los cetáceos realizan grandes desplazamientos. Para comparar resultados, próximamente analizarán muestras de mamíferos marinos varados en otras comunidades.
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