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El Mar Menor sale casi a noticia por día, y por desgracia ninguna buena. El último sobresalto tiene nombre propio: 'Chucky', una muñeca encontrada el pasado 26 de enero frente al balneario de La Encarnación, en Los Alcázares, con las extremidades recubiertas por miles de gusanos marinos y bautizada así por los científicos de la Universidad de Alicante que la analizaron por su inquietante parecido con el protagonista de la película de terror 'El muñeco diabólico' (1988).
El macabro juguete fue encontrado en la orilla de la playa por Isabel Rubio, portavoz de la plataforma ciudadana Pacto por el Mar Menor, durante un paseo después de participar en una manifestación de los vecinos afectados por las inundaciones. Le llamó la atención que piernas y brazos estuviesen recubiertos por unos organismos que en ese momento no pudo identificar (aunque sin formación científica, Isabel Rubio documenta y divulga con rigor desde hace años la biodiversidad del Mar Menor en un blog).
Para salir de dudas, acudió al Departamento de Ciencias del Mar y Biología Aplicada de la Universidad de Alicante, donde la investigadora Jessica Sandonnini reveló el misterio: se trata de 'Hydroides elegans', un anélido invasor detectado muy recientemente en la laguna. Su presencia en masas de agua se asocia a episodios de contaminación como el que sufre el Mar Menor, explica a LA VERDAD la profesora y bióloga marina Francisca Giménez Casalduero, quien sostiene que esta especie podría desempeñar en la actualidad una función positiva pese a su carácter alóctono: puesto que se alimenta de bacterias, contribuye a retirar microorganismos en suspensión y retira CO2.
Pero también produce daños, ya que los tubos calcáreos que alojan a estos anélidos serpúlidos crecen a gran velocidad y obstruyen tuberías y recubren el casco de los barcos. De hecho, numerosas embarcaciones aparecieron 'forradas' de 'Hydroides elegans' en el Mar Menor a finales del año pasado en apenas dos semanas.
Este organismo invasor incrustante desplaza a la fauna nativa y puede vivir en aguas contaminadas. También soporta alta salinidad y elevadas temperaturas, características que lo convierten en un inquilino instalado a largo plazo en el Mar Menor.
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