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Un estudio original y necesario: cómo afecta el AVE a las aves. Pero no en lo referido a las obras y su repercusión en el hábitat de los pájaros, sino acerca de una realidad más directa, dura y prosaica: los atropellos causados por los trenes de alta velocidad, que atraviesan amplios territorios despoblados a velocidades de hasta 300 km/hora. Espacios abiertos donde los rapidísimos ferrocarriles se cruzan con abundante fauna alada, dejando un reguero de plumas sobre las vías. Un estudio científico aporta los primeros datos sobre estos encuentros violentos: las máquinas pasan cerca de aves cada catorce kilómetros y atropellan una cada 350 kilómetros recorridos.
El estudio, desarrollado por la Universidad Autónoma de Madrid con el apoyo de Renfe en el marco del proyecto Life + Impacto Cero, consistió en la colocación de cámaras de vídeo en las cabinas de las locomotoras del AVE de Levante (que está previsto prolongar hasta Murcia este mismo año), concretamente en el trayecto Madrid-Albacete entre julio de 2014 y mayo de 2015, informa la Agencia SINC. Los dispositivos de grabación acumularon imágenes durante más de 14.000 kilómetros de circulación a velocidades de entre 250 y 300 km/hora.
El resultado obtenido, después de analizar 1.090 grabaciones de aves frente a la cabina, es que un AVE en marcha se cruza con pájaros cada 14 kilómetros de recorrido, aproximadamente, y que la frecuencia de atropello es de un ejemplar cada 350 kilómetros. En su mayor parte, palomas, urracas, cornejas y pequeñas rapaces, como ratoneros.
“En la línea Madrid-Levante pueden atropellarse al año unas 60 aves por kilómetro entre Madrid y Motilla del Palancar, y 26 aves por kilómetro en el tramo entre Motilla del Palancar y Albacete”, explica Juan Malo, investigador en la Universidad Autónoma de Madrid y autor del estudio, que acaba de ser publicado por la revista 'Frontiers in Ecology and Evolution'.
“Esta investigación ha permitido obtener la primera estimación publicada de mortalidad de aves por los trenes de alta velocidad y entender mejor los comportamientos de las que caen en un atropello”, añade Juan Malo, que destaca un dato importante: un tercio de los cruces de la vía ocurren por debajo de la catenaria, lo que equivale a colisión casi asegurada. “Además, más del 25% de los cruces de aves tienen como protagonistas a pájaros que se encontraban posados en el suelo, las vías o los cables de la propia infraestructura momentos antes del paso del tren”, indica el investigador.
Las grabaciones también reflejan la escasa capacidad de reacción de las aves frente al tren: lo normal es que respondan a una distancia de entre 60 y 136 metros, lo que les deja casi sin oportunidades para escapar. “Como consecuencia, una pequeña fracción de las aves que pueden avistarse desde el frontal de un tren acaban muriendo atropelladas”, advierte el autor del estudio.
¿Se puede hacer algo? El equipo de investigación propone estudiar procedimientos para alejar los pájaros de las vías, con el objetivo de que no utilicen elementos de la infraestructura del AVE. Y también la puesta en marcha de sistemas "que disminuyan la frecuencia con que los animales vuelan a través del área de riesgo por la que circulan los trenes". "En este proyecto se pretende ensayar una barrera de postes. Además, estaría bien cualquier sistema que evite que las aves atraviesen volando entre la catenaria y los raíles (pantallas de diversos tipos, que habitualmente se ponen en viaductos o zonas sensibles) y, por lo que estamos viendo, todo método que hiciese menos atractiva la proximidad de la vía (porque muchas aves se acercan a ella para alimentarse o posarse) podría ser bueno, ya que muchas aves atropelladas estaban usando la vía poco antes de la llegada del tren", detalla Juan Malo a 'La Verdad'.
“Los datos publicados servirán para informar sobre las evaluaciones de impacto ambiental que se hagan en el futuro en las vías de ferrocarril que vayan a construirse y para orientar el diseño de medias correctoras”, concluye el científico de la Universidad Autónoma de Madrid.
Otras infraestructuras de la alta velocidad también son perjudiciales para las aves. En Murcia, por ejemplo, las pantallas transparentes de metacrilato instaladas por Adif para garantizar la seguridad cuando el AVE entre en superficie a la ciudad se han convertido en una trampa en la que ya han caído varios gavilanes y pájaros de menor tamaño.
Estudio completo en este enlace.
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