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No fue un vertido puntual lo que mató a miles de peces y crustáceos el pasado 12 de octubre en las playas de Villananitos y La Mota (Lo Pagán), sino la falta de oxígeno en el agua. Lo confirman los análisis de las muestras tomadas ese mismo día en dos puntos de la orilla del Mar Menor donde se produjo la mortandad masiva, por encargo de la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia, a cuyos resultados ha tenido acceso 'La Verdad'. Los informes recogen una baja cantidad de oxígeno y ningún parámetro en niveles que puedan relacionarse con contaminantes de origen urbano o industrial, lo que descarta cualquier otra causa que no sea el episodio de anoxia agravado por las lluvias torrenciales que provocó en septiembre el fenómeno conocido como DANA (depresión aislada en niveles altos).
Las muestras, que fueron tomadas por el Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona) y agentes medioambientales de la Confederación Hidrográfica del Segura, y analizadas en el Laboratorio del Área de Calidad de las Aguas de la CHS, contienen niveles bajos de plaguicidas y metales, y la presencia de sodio, magnesio, calcio, azufre, estroncio, boro y potasio es la «normal» en agua de mar.
Sin embargo, el informe de la CHS llama la atención sobre el valor reducido de oxígeno disuelto en el agua (menos de un microgramo por litro) y los niveles elevados de sulfuros (6,5 mg/l). El sulfuro, explican los técnicos de la Confederación Hidrográfica del Segura, «es un compuesto tóxico muy reductor que elimina el oxígeno disuelto en el agua para pasar a sulfato».
«La baja concentración de oxígeno disuelto en las aguas es una de las causas más comunes de los episodios de mortandad de peces que pueden darse tanto en aguas marinas como continentales», señala el estudio, «por lo que, y a la vista de los resultados, habría determinado el episodio observado el 12 de octubre de 2019 en la zona», concluye la CHS. Aún están pendientes las necropsias de la fauna marina, que debe entregar la Universidad de Murcia, pero se espera que sus resultados coincidan con las conclusiones de la CHS.
De esta manera, se descarta un vertido procedente del tanque de tormenta de Lo Pagán, un rumor que corrió como la pólvora pero que el Ayuntamiento de San Pedro del Pinatar desmintió con un informe técnico en el que aseguraba que esa infraestructura carece de conexión directa con el Mar Menor. Otros análisis de la Consejería de Salud, en base a muestras tomadas dos días después de la mortandad de fauna, también descartaron un vertido contaminante.
La muerte masiva de peces (se recogieron tres toneladas), la imagen tétrica que convirtió el 'shock' ecológico del Mar Menor en noticia mundial, se debe por tanto a un estado crítico del ecosistema al que la DANA dio la puntilla: un informe de diez científicos del Instituto Español de Oceanografía (IEO), Cebas-CSIC, Fundación Nueva Cultura del Agua y universidades de Murcia, Alicante y Politécnica de Cartagena cuantifica en 100.000 las toneladas de sedimentos que entraron a la laguna con la gota fría de septiembre.
Esos arrastres contenían entre 500 y mil toneladas de nitratos, más de 100 de fosfato y 35 de amonio; junto con la enorme intrusión de agua dulce y tierra, agudizaron el avanzado proceso de eutrofización que ya sufría el Mar Menor y que 'explotó' el 12 de octubre con el traslado de una gran masa de agua sin oxígeno desde el fondo a zonas someras del norte del humedal, empujada por el viento de levante.
Los miles de peces y crustáceos que salieron del agua en Lo Pagán en busca de oxígeno el pasado 12 de octubre suponen solo un reflejo del desierto en el que se ha convertido el Mar Menor. Un informe del Instituto Español de Oceanografía (IEO) encargado por el Ministerio para la Transición Ecológica asegura que la mortandad de peces y crustáceos no se produjo solo en las playas de Villananitos y La Mota, sino en amplias zonas de la laguna. Inmersiones con escafandra de científicos del IEO realizadas a partir del 25 se septiembre demostraron la «mortalidad masiva de especies y poblaciones de los fondos de la laguna superiores a 3-4 metros», lo que representa el 80% del humedal.
Es decir, el Mar Menor ya era un cementerio de peces antes de que se tomaran las imágenes y vídeos que recorrieron el mundo. Los técnicos del IEO se encontraron con praderas marinas «muertas o moribundas», holoturias evisceradas y bivalvos en las últimas. También gobios (una especie de pez), anémonas y poliquetos muertos. En zonas poco profundas advirtieron concentraciones masivas de quisquillas y peces que nadaban «lenta y erráticamente, algo inusual y fuera de lugar».
El informe del IEO recoge gran parte de las conclusiones de otro estudio realizado por diez científicos de diferentes instituciones, y publicado hace unos días por este periódico, en el que se advierte de que la mitad de los fondos del Mar Menor están «devastados» y de que el ecosistema se encuentra en un estado «crítico» que se está «cronificando», y que en cualquier momento pueden producirse nuevos episodios de mortandad de fauna marina, si bien el nivel de oxígeno está aumentando.
El IEO señala en su informe que «la DANA ha agravado notablemente el estado ecológico del Mar Menor, y es responsable del episodio de mortalidad masiva de organismos marinos, pero antes de este episodio ya se había registrado una tendencia muy clara hacia un nuevo episodio de eutrofización ['indigestión' del ecosistema por nutrientes, procedentes sobre todo de la agricultura intensiva], que es la verdadera causa del deterioro del Mar Menor».
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