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Mary Oliver con su perro, en una fotografía sin datar. RACHEL GLEESE
Una mujer que pasea, observa y escribe

Una mujer que pasea, observa y escribe

Un libro para la primavera que ya se presiente: 'La escritura indómita', que reúne los celebrados ensayos de Mary Oliver inspirados en la naturaleza

Miércoles, 10 de marzo 2021, 18:43

Poesía y pasión por la naturaleza, paseos sin rumbo por el bosque, un pensamiento que surge de la observación del paisaje o de un animal silvestre, y que merece la pena dejar por escrito, experiencias cotidianas a la intemperie, una inspiración continua de aire puro. De este material está hecho el primoroso volumen 'La escritura indómita', el libro en prosa más reconocido de la escritora norteamericana Mary Oliver (Maple Heights, Ohio, 1935-Hobe Sound, Florida, 2019), que Errata Naturae publica en España y que no se puede recibir sino como un regalo. Un texto para tener siempre a mano (sobre la mesilla, dentro de la mochila, en la alforja de la bicicleta) y degustarlo en momentos especiales: cuando la televisión está apagada y la casa en silencio, al borde del mar una hora antes del atardecer, bajo la sombra de un árbol en la primavera que ya se presiente.

Ganadora del Premio Pulitzer y del National Book Award en Estados Unidos, Mary Oliver es autora de una importante obra poética inspirada por la naturaleza. En 'La escritura indómita', con traducción de Regina López Muñoz y prólogo de Elena Medel, se concentra lo mejor de su talento literario en una colección de textos (unos sencillos y otros más profundos, la combinación es deliciosa) que se paladean con placer. Relatos de su deambular entre arboledas (en solitario o con su perro), reflexiones y micropoemas se alternan en un volumen de tapa dura en el que también tiene hueco la metaliteratura. Esta obra se publicó originalmente en Estados Unidos hace dos décadas como 'Blue Pastures' ('Praderas azules').

Con toda sencillez, Mary Oliver nos invita a salir de las cuatro paredes en las que solemos acomodarnos con párrafos como este: «Cuando el búho americano está posado, sus garras afiladas como cuchillas arañan las ramas y la corteza se descascarilla y cae y aterriza en mis hombros cuando alzo la vista y escucho el intenso, nítido y susurrante chasquido de su pico curvado».

También nos hace cómplices de sus rutinas y conflictos domésticos relacionados con el oficio de escribir:

«Durante treinta años como mínimo, y prácticamente en todo momento, he llevado encima una libreta, en el bolsillo de atrás. Y siempre el mismo tipo de libreta: pequeña, de siete centímetros y medio por doce y medio, y cosida a mano. De ninguna forma escribo poemas en esos cuadernos. Y sin embargo, a lo largo de los años se han intercalado frases que al final han aparecido en mis poemas. Es decir, son las páginas de las que parto. También recojo hechos diversos que son importantes para mí, con carácter temporal o permanente: la primera vez que avisto ciertas aves en primavera, direcciones, citas de libros que estoy leyendo, comentarios de la gente, listas de la compra, recetas, pensamientos«.

Mary Oliver murió hace dos años, antes de que nuestra forma de vida se transformara, aún no sabemos hasta cuándo. Sí sabemos que la pandemia no es culpa de un murciélago ni de un pangolín, sino de lo mal que tratamos la naturaleza, la mejor vacuna contra el coronavirus (como ha dicho brillantemente el científico del CSIC Fernando Valladares). Razón de más para apagar la tele y concentrarnos en las páginas de 'La escritura indómita'.

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