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Knepp Wildland, el primer proyecto de renaturalización a gran escala en Reino Unido, y desde luego el más ambicioso de iniciativa privada, es una de ... esas historias que nos alertan de que algo está cambiando en nuestra relación (abusiva, torpe, ignorante) con el territorio. Los propietarios de este latifundio de 1.400 hectáreas con castillo en el condado de Sussex, donde se practicó la agricultura y la ganadería intensivas durante décadas, se han dedicado durante los últimos veinte años a recuperar la naturaleza perdida. Este experimento, de resultados sorprendentes, lo relata en 'Asilvestrados' (Capitán Swing) la escritora y periodista Isabella Tree (Dorset, 1964), impulsora junto a su marido y heredero de la finca, Sir Charles Burrell, de esta aventura a la contra.
Renaturalizar la hacienda de Knepp fue una decisión impulsada por una urgencia económica: la explotación agrícola y ganadera perdía cada vez más dinero y las expectativas no eran buenas. La tierra estaba agotada después de una larga etapa de explotación industrial, con fertilizantes químicos que habían arrasado el sustrato. Y además los bajos precios de la leche y en general la dificultad de competir en un mercado dominado por grandes corporaciones, pese a las generosas subvenciones públicas, les llevaba a la ruina. Lo vieron claro cuando los helados artesanales que producían en un establo dejaron de venderse tras la irrupción del gigante norteamericano Häagen-Dazs en el Reino Unido.
Así que Charles Burrell e Isabella Tree tomaron una decisión radical: venderían los rebaños y la maquinaria, se echarían a un lado y simplemente dejarían que la naturaleza hiciera su trabajo.
Dos décadas más tarde, tórtolas, ruiseñores y otras aves comunes pero en alarmante declive han regresado a sus tierras, donde también vuelan las cinco especies de murciélago con presencia en el Reino Unido, crían búhos chicos y campestres, cigüeñas blancas y halcones peregrinos. Y los insectos zumban de nuevo en una tierra otra vez viva y vibrante.
También han reintroducido ciervos, gamos y corzos y están pendientes de recuperar los castores en el río que atraviesa la finca, que aún conserva algunos de sus robles históricos, entre los que destaca Knepp Oak, un robusto ejemplar de quinientos años que ha sido testigo de numerosos cambios en esas tierras, históricamente en manos de familias poderosas y cercanas a la Corona.
Antes soltaron vacas, cerdos y ponis, animales que formaron una peculiar cabaña ganadera extensiva que campaba a sus anchas por la propiedad fertilizando el terreno de forma natural, y en paralelo recuperaron vegetación autóctona y los setos que tradicionalmente habían ejercido la función de delimitación entre minifundios. La autora salpica su relato con datos que ilustran sobre la gran transformación del medio rural en el Reino Unido durante la segunda mitad del siglo XX: entre el inicio de la II Guerra Mundial y los años noventa se eliminaron 120.000 kilómetros de setos, periodo de tiempo en el que también desaparecieron el 97% de las praderas con flores silvestres.
Título 'Asilvestrados'
Autora Isabella Tree
Editorial Capitán Swing
Traducción David Muñoz Mateos
Precio 25 € (408 páginas)
«Es una historia de unificación y simplificación implacables», escribe Isabella Tree, «en la que el territorio ha quedado reducido a manchas inmensas de pasto raigrás, cereales y colza, con algunos bosques dispersos, mal atendidos». Esta música nos suena también en España, donde los científicos alertan de que los espacios protegidos están quedando como museos de biodiversidad, aislados y desconectados, en un territorio cada vez más artificializado y ocupado por una agricultura tóxica para la vida silvestre.
La transformación de la hacienda de Knepp está siendo un ejemplo para otros proyectos de renaturalización en el continente europeo, aunque en principio no fue bien recibida por otros propietarios del entorno (vecinos, agricultores, nobles y terratenientes), que no entendían el «abandono» de unas tierras que siempre se habían cultivado. Permitir que la naturaleza se adueñara de ellas era una frivolidad y un desperdicio, según estas voces críticas, que también se recogen en 'Asilvestrados', libro publicado originalmente en 2019 y traducido al español por David Muñoz Mateos.
«Cada generación ve el paisaje y da por hecho que lo que ve es normal. Yo sé que las tórtolas, cuando era pequeña, anunciaban cada año la llegada del verano. Puedo recordarlo. Pero mis hijos no pueden, nunca lo han visto. Cada generación no ve la pérdida de la anterior. Y así vamos perdiendo nuestro conocimiento del entorno», declaró Isabella Tree a la periodista Carmen Pérez Lanzac en una entrevista publicada el 1 de junio en El País.
De eso se trata: de no conformarse con perder naturaleza a chorros; de recuperar las trazas de la vida salvaje que enriquecen nuestra vida y que tanto necesitamos; de poder permitírselo, claro; y de contarlo tan bien.
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