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Andreas Malm, durante su intervención en una asamblea climática. WKP
Un ecoactivista en llamas

Un ecoactivista en llamas

Errata Naturae publica 'Cómo dinamitar un oleoducto', el potente ensayo sobre la crisis climática del investigador sueco Andreas Malm

Miércoles, 2 de febrero 2022, 20:44

«El sabotaje no es incompatible con el distanciamiento social». Advertencia post-Covid del periodista, investigador y activista sueco Andreas Malm (Mölndal,1977) en el prólogo de su celebrado ensayo 'Cómo dinamitar un oleoducto. Nuevas luchas para un mundo en llamas', que la editorial Errata Naturae publica en España después de triunfar en todo el mundo. En el mundo capitalista, contaminante, desigual y decadente que el autor pretende poner patas arriba. Y no precisamente con arengas ni manifestaciones pacíficas, sino sembrando el caos y cometiendo atentados contra la propiedad privada. Sólo la violencia física está descartada en el abanico de propuestas que Andreas Malm desgrana en este alegato crudo y directo en el que incita a actuar para frenar la crisis climática.

Andreas Malm estuvo el verano pasado en Barcelona para promocionar este libro, entonces aún no traducido al castellano. Viajó en tren desde Suecia, con trasbordo en París, como relató la periodista de El País Begoña Gómez Urzaiz. Nunca coge aviones en sus viajes por Europa (uno de sus lemas es 'Más capas de hielo, menos jets privados'). No se puede decir que no predique con el ejemplo quien formó parte del grupo autodenominado Indios de la Jungla del Asfalto, dedicado a desinflar las ruedas de todoterrenos en los barrios acomodados de Estocolmo y otras ciudades suecas.

Dejaban esta nota en el parabrisas: «Hemos desinchado una o más de las ruedas de su SUV. No ha sido un ataque personal. Lo que nos desagrada no es usted, sino su vehículo. Conoce sin duda la cantidad de gasolina que consume, así que no vamos a insistir en ese punto». Y a partir de ahí, un breviario explicativo sobre la crisis climática. Tan agresivos como divulgativos. El modelo más saboteado, el Volvo XC90.

La industria del automóvil, las grandes compañías dedicadas a la extracción de combustibles fósiles y las infraestructuras para la distribución de petróleo son los principales objetivos de un movimiento incendiario y radical que Andreas Malm considera imprescindible para luchar contra el cambio climático. Se acabó ser el «primo educado» en la gran familia de la agitación social, defiende.

EL LIBRO

  • Editorial Errata Naturae

  • Colección Libros Salvajes

  • Páginas 232

  • Precio 19,50€

El autor de 'Cómo dinamitar un oleoducto' (traducido por David Muñoz Mateos) no es sólo un revolucionario; también es un analista muy informado y una voz autorizada en el debate global sobre el cambio climático. Y ha construido un relato de la crisis ambiental que relaciona con la justicia social y otras luchas históricas que sólo se ganaron doblando el brazo al Estado.

«Si los colectivos se lanzan contra los interruptores con la suficiente fuerza, el incremento de la tortura se detendrá, el dolor podría calmarse. Dentro de estos parámetros, uno ha de decidir si actúa o no», propone el también autor de 'El murciélago y el capital' (Errata Naturae, 2020) y 'Capital fósil' (Capitán Swing, 2020), profesor titular en la Universidad de Lund e integrante del grupo Klimax, dedicado a llevar a cabo acciones de desobediencia civil y sabotaje.

Si yo trabajara en una gasolinera, no me gustaría verlo venir con un grupo de amigos.

PD. Siempre recomendables, en esta ocasión el colofón de la editorial para este libro es muy pertinente: «Compuesto en tipos Dante, se terminó de imprimir en los talleres de Kadmos por cuenta de Errata Naturae Editores en febrero de 2022, apenas seis meses después de que varios cientos de personas ocuparan y bloquearan durante tres días una fábrica de cemento, tres plantas de hormigón y un depósito de arena y áridos a las afueras de París, todo ello propiedad de la empresa Lafarge-Holcim, recordándonos que la industria del cemento genera actualmente casi un 10% de las emisiones globales de dióxido de carbono, de modo que si sus directivos formaran ellos solitos un país, este sería el más contaminante del mundo después de China y Estados Unidos».

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