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En agosto y finales de septiembre, dos estudios científicos advirtieron de que Groenlandia se derrite a gran velocidad, con una inercia seguramente imparable nunca registrada en miles de años. Pocos días después, este mismo mes, Gatopardo Ediciones publica 'Hielo', un libro en el que el glaciólogo italiano Marco Tedesco (1971) relata su experiencia científica y aventurera en la gran isla del Ártico, el imponente reservorio gélido ahora tocado de muerte por el cambio climático.
Profesor en la Universidad de Columbia (EE UU), investigador en el Instituto de Estudios Espaciales de la NASA y divulgador en el periódico 'La Repubblica', Marco Tedesco es un italiano del sur que decidió estudiar la singularidad del mundo congelado a raíz de su fascinación infantil por la nieve. «Cuanto más conozco el hielo, más me atrae saber más. No puedo explicar racionalmente el resto», ha declarado sobre su pasión científica.
En 'Hielo', escrito con la colaboración del periodista Alberto Flores d'Arcais y traducido al español por Teresa Clavel, relata sus campañas de investigación en Groenlandia y describe los estragos del calentamiento global en el Ártico, de cuya integridad depende la buena salud del planeta. La narración de Marco Tedesco no es una sucesión de descripciones científicas ni una fría (ejem) acumulación de datos; hay ciencia y datos, pero 'Hielo' se lee como una novela. Aunque obviamente no es una obra de ficción, sino más bien el diario de un explorador polar.
«Lo que el hielo ofrece a mis ojos es una plácida desolación. Infunde una sensación de paz, de tranquilidad. Me dejo envolver en este estado intermedio entre el sueño y la vigilia, como si estuviera a bordo de un bote que se balancea en un mar en calma. Aquí no existe el tiempo como lo entendemos en otros lugares; es algo que me recuerda al tiempo 'geológico' de mi tierra de origen. No me hace falta un reloj; no puedo, ni tiene sentido, buscar las últimas noticias ni descargar un nuevo disco. Aquí el transcurso de las horas tal como estamos acostumbrados a vivirlo no tiene ningún valor«, escribe el autor en el primer capítulo.
El glaciólogo italiano, que duerme poco y en el Ártico siempre está en tensión continua, también detalla cómo vestirse de madrugada en la tienda de campaña, capa a capa y sin despertar a sus compañeros, para disfrutar de unos minutos de soledad sentado en una silla a la intemperie, mientras aguarda el primer café de la mañana. Un encuentro íntimo con la naturaleza más dura que él busca cada mañana cuando se encuentra de expedición.
'Hielo' está lleno de caminatas interminables, de recogidas de muestras, de experimentos y de reflexiones vitales y científicas ante páramos congelados. También de tazones de sopa humeante compartidos («un manjar ártico») y de datos sorprendentes, como el hallazgo del fósil de un camello que vivió en esas latitudes en el Plioceno, hace más de tres millones de años. Un camello polar, quién lo diría.
Unos se quedan mudos ante la inmensidad del mundo congelado; otros, por suerte, describen con pasión estos paraísos extremos donde se vive al ritmo de «su majestad el hielo». Como hace Marco Tedesco.
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