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En plena y creciente cuarta ola de la pandemia, con la economía por los suelos y el panorama político en llamas, la Asamblea Regional aprobó el miércoles una moción en la que se defiende la práctica del silvestrismo. Aclaración para no iniciados: la captura de pájaros de pequeño tamaño (aves fringílidas), como jilgueros y verderones, para utilizarlos en concursos de canto. Una práctica ilegal según la Directiva de Aves de la Comisión Europea, que solo contempla unas mínimas excepciones, y que los Estados miembros de la UE ya tendrían que haber prohibido. Pero Murcia 'is different', ya sabemos. La amalgama de PP, Vox, más los expulsados de Vox, más los tránsfugas de Ciudadanos (también expulsados, qué lío) han decidido que precisamente ahora es importante rebelarse contra una norma comunitaria que ya está trasladada a la legislación ambiental básica española. Una cantada innecesaria.
¿Significa esto que se recupera el silvestrismo, que a partir de ahora pueden cazarse de nuevo pájaros con redes abatibles para adiestrarlos en el canto? En absoluto. La moción es solo un posicionamiento político «sin ningún recorrido jurídico, un brindis al sol», explica a LA VERDAD Mario Giménez, delegado en Valencia de SEO/BirdLife, la organización científica de referencia para analizar el estado de conservación de las aves en España.
«Los fringílidos están protegidos y su captura solo puede hacerse con permisos excepcionales, como los que se conceden para el anillamiento científico», explica. Estas licencias se explican por la necesidad de crear un 'stock' de aves que permita su cría en cautividad, la alternativa legal a la caza de ejemplares silvestres. «Pero este permiso de gracia o moratoria, establecido entre el Ministerio y las comunidades autónomas para acabar con esta modalidad de caza de forma no abrupta, se ha utilizado para seguir autorizando capturas», asegura Mario Giménez. «Lo que supone un fraude, porque se ha permitido la captura de cantidades inmensas, y sobre todo machos», sostiene. Esta «tomadura de pelo», según Giménez, costó en 2019 una carta de emplazamiento con apercibimiento de sanción por parte de la Comisión Europea al Gobierno de España.
En el caso de la Región de Murcia, con tradición silvestrista al igual que todo el Levante, los últimos permisos se concedieron en 2017: 2.379 licencias con las que se capturaron 4.071 aves. La mitad que en el año 2007. La Dirección General de Medio Natural tenía la intención de dar más autorizaciones en 2018, para un máximo de 1.530 ejemplares, pero finalmente se decidió no otorgarlas por el ultimátum de la Comisión Europea.
Sin embargo, la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE) asegura que la Comunidad Autónoma cedió a las presiones de los cazadores durante la pasada legislatura y que abrió excesivamente la mano en los permisos de caza selectiva con la excusa de la escasez de hembras para la cría en cautividad. Los silvestristas capturaron en España 1.731.861 aves entre 2013 y 2018. En la Comunidad Autónoma hay unos 1.500 aficionados y en España unos 40.000, según datos de la Federación de Caza.
El diputado regional de Vox Libre Francisco Carrera (expulsado de Vox) aseguró en el Parlamento autónomo que la defensa del silvestrismo «nace del ataque por parte de la Unión Europea hacia esta actividad», y que Bruselas «quiere marcar hasta el canto de los pájaros». «El silvestrismo es un bien cultural que crea valor, protege el medio ambiente y promueve la conservación de la biodiversidad y de la fauna y flora del medio silvestre«, añadió sin aportar un solo dato que apoye estas afirmaciones.
Habrá que acostumbrarse a estos mensajes por parte de un partido político que fue el más votado en la Región de Murcia en las últimas elecciones generales: el diputado nacional de Vox Luis Gestoso, murciano, acaba de defender en el Congreso la necesidad de enjuagar el Mar Menor abriendo a tope las golas, como quien tira de la cadena, con un discurso lleno de inexactitudes y alguna falsedad en el que solo quedó claro que la supuesta «España que madruga» ha venido a salvarnos del «consenso progre». Así que es posible que pronto asistamos a debates parlamentarios sobre la avioneta fantasma y otros mitos rurales y urbanos que ya creíamos superados.
Este es el nivel.
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