La mirada atenta de Dionisia García

Dionisia, atenta a la vida, moldea recuerdos en sus folios con la serenidad del sabio, igual que destellos de cometas:

«El patio de las rosas convocaba en las noches / bajo un cielo estrellado y vigilante. / Se contaban historias seguramente ciertas, / y los pequeños rostros miraban fascinados».

Su mundo de sentimientos, su delicada paciencia, en guardia… preparado su carcaj que cautive al exacto poema. Tiempo valiosísimo en busca de la luz.

En lo próximo. Atenta a la vida:

«Hoy miro a los muchachos / cuya edad me recuerda a la tuya de entonces».

La casa, la familia, los viajes. Los pequeños detalles que atesoran historias lejanísimas: «Aquí conmigo, objeto. / Repaso los contornos: / el rojizo color, el dorado herrumbroso. / Lyons Tea / sobre la tapa, decorado de damero y leones».

Ella: «No importa lo que se dice sino cómo se dice, palabras justas y con significado».

Dionisia en la amistad y sus afectos, cuando en momentos tristes llega su llamada telefónica para decir: «Quiero saber cómo estás. Y recuerda que desde ahora seré tu madre adoptiva».