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Guillermo Carrión / AGM
José Manuel López Nicolás, referente en la divulgación de la ciencia en España

José Manuel López Nicolás, referente en la divulgación de la ciencia en España

Viernes, 15 de diciembre 2023, 12:38

Fluye la alegría por sus adentros. «Quien me conoce sabe que el premio Los Mejores de LA VERDAD es, de todos los que tengo, el que más ilusión me hace recibir: porque es en la Región de Murcia, y porque viene del periódico, es decir, de LA VERDAD. Me emociona». No son palabras a medida. Sino sentidas. Porque, en el fondo, la labor divulgadora de la ciencia de José Manuel López Nicolás (Murcia, 1970), vicerrector de Transferencia y Divulgación y catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Murcia, donde ejerce como profesor de Biotecnología, Bioquímica y Tecnología de los Alimentos, está inevitablemente ligada a Ababol, el semanario de las artes, las letras y las ciencias de LA VERDAD. Desde Murcia ha proyectado la ciencia. Su perfil mediático es ciertamente atractivo; esa versatilidad tiene su reflejo en libros como 'Nuevos alimentos del siglo XXI' (2004), 'Reacciones cotidianas' (2016) y 'Vamos a comprar mentiras' (2016). Con 'Un científico en el supermercado' (2019) y 'La ciencia de los campeones' (2021), publicados por Planeta, fue un paso más allá y acabaron convertidos en auténticos 'best sellers'. Hoy es un colaborador estrella de revistas como 'Muy Interesante' y 'Líbero', y de programas en la radio y televisión públicas, como 'Tablero deportivo' y 'Gente despierta', en RNE; dirige la segunda temporada de 'LaboratoriUM', el programa de divulgación científica de la Universidad de Murcia emitido por La 7. Recientemente fue el invitado del 'late show' de la televisión pública argentina.

Sus primeras colaboraciones en LA VERDAD, hace memoria, fueron en los 'Cuadernos de Salud' que coordinó José Carlos Vicente en el cambio de milenio. «Siempre me ha gustado la divulgación, y empecé escribiendo una serie sobre nuevos alimentos: ecológicos, transgénicos... Es curioso que muchas de las cosas que escribía en aquel momento están hoy desmontadas, no eran ciertas. Y esto me sirve y lo pongo como ejemplo. Cuando digo que en el año 2004 publicaba esto y ahora en 2023 publico todo lo contrario, ¿me equivoqué? No. Porque en aquel momento la evidencia científica que había reflejaba aquello. Ahora, con nuevas evidencias científicas, con nuevos sistemas de detección, con nuevos análisis y mucha más información, lo que hemos detectado es que aquello no era cierto, y que lo cierto era esto. En el fondo, esto, que mucha gente puede ver como un error, para mí es una demostración de cómo funciona la ciencia. La pseudociencia afirma categóricamente: esto es así porque sí, y no cambia nunca. Ahora bien, la ciencia va cambiando, evoluciona y hasta se contradice a sí misma. Aquellos primeros artículos míos en LA VERDAD de hace 20 años se contradicen hoy, pero eso es bueno», insiste.

Sus logros

  • Su activo compromiso para transmitir a la sociedad la importancia de la ciencia en su día a día para conseguir que pase a formar parte del debate diario.

  • Pasión por la comunicación científica. Su blog 'Scientia' está presente en internet desde 2011. Colabora semanalmente con 'Ababol', dirige 'LaboratoriUM', el programa de divulgación de la Universidad de Murcia en la televisión autonómica La 7, y es colaborador de RTVE y de revistas decanas como 'Muy Interesante'.

  • Reconocimiento de la divulgación dentro de la comunidad universitaria. Uno de sus empeños es trabajar desde dentro de la universidad para reconocer que la divulgación es un ejercicio de responsabilidad.

  • Política científica. Ha calado su mensaje en los principales órganos asesores científicos estatales.

En estas dos décadas todo ha cambiado. Sí que había libros y revistas donde se hacía divulgación científica. Pero donde verdaderamente ha habido una transformación en los modos de contar ha sido en el ámbito digital. «El 'boom' de los blogs, de las webs de divulgación más abierta, vino por ahí. Pero han sobrevivido pocas revistas [López Nicolás es miembro de la Fundación Muy Interesante para la Transferencia Social del Conocimiento]», lamenta de aquella explosión. El hecho de que, por ejemplo, la Universidad de Murcia sea la primera de España que tiene un Vicerrectorado de Transferencia y Divulgación Científica es un ejemplo del potente mensaje que quiere transmitirse desde la institución académica a la comunidad universitaria. Otras universidades como las de Alicante y Cartagena siguen este ejemplo. «Cuando yo oigo -reconoce López Nicolás- en una conferencia a alguien decir que la divulgación de la ciencia dentro de la comunidad universitaria está mal vista y que no sirve para nada porque en el currículo no cuenta, yo desconecto un poco. Esos mantras, en realidad, han cambiado. Cada vez está más asentada. Pero, como dicen en mi pueblo, el ansia te puede y cada vez quieres más». Crear un modelo de transferencia en el vicerrectorado que incluya no solo la transferencia tecnológica sino la transferencia social, también ha ayudado. «Y yo creo que ahora está bien vista la divulgación, y yo creo que es algo que permanecerá en el tiempo: el hecho de haber ayudado a consolidar la divulgación entre la comunidad universitaria». ¿Qué ha sido lo más extraordinario que le ha sucedido en este tiempo? López Nicolás tiene claro que una de esas cosas impensables en su vida ha sido entrar en el mundo de la política científica. «Yo esto no me lo imaginaba. De hecho, lo veía muy lejos, o complicado». Se refiere, por ejemplo, al hecho de ser vicerrector de una universidad, de ser miembro del Grupo de Expertos que coordina el Plan de Transferencia del Ministerio de Ciencia e Innovación, de pertenecer al Consejo Asesor de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT).

Sin embargo, cree que es «absolutamente necesario» estar ahí para sentar las bases y que la divulgación de la ciencia se implante en todas las áreas de la sociedad. «O de lo contrario serías únicamente un francotirador haciendo la guerra por tu parte». López Nicolás, a través de la política científica, ha intentado crear un caldo de cultivo, de forma que las siguientes generaciones lo tengan más fácil y no esté mal vista. «Estoy contento con lo conseguido. Es verdad que vivimos en un exceso de burocracia, pero creo que nos agarramos a veces al término burocracia para no hacer cosas que se podrían hacer. A veces es la excusa perfecta para el inmovilismo». Simplificar una mesa, pone como ejemplo, no es quitarle una pata a la mesa. «Si tú quitas el rigor, le estás quitando una pata a la mesa. Y eso no es divulgar porque te cargas la mesa. De lo que se trata es de utilizar un mensaje asequible, que todo el mundo pueda comprender, sin perder rigor. Si pierdes el rigor, la divulgación se va al traste».

Una de las conferencias que más le gusta dar -recientemente la dio en Sevilla y en Argentina, y próximamente en Santiago de Chile- es hablar a la comunidad científica de las ventajas que ellos tienen si divulgan la ciencia. «La divulgación de la ciencia para el científico tiene dos ventajas: la primera es generar conocimiento en la sociedad, y la segunda es que si tú das a conocer tu ciencia, lo que tú haces en los laboratorios, en las aulas, en las bibliotecas... pones en valor la ciencia en la sociedad. Y entonces tu trabajo coge más prestigio y el científico también se ayuda a sí mismo». Es otra visión de la divulgación, con la que consigue, y quizás sea un noble objetivo, ganar adeptos para esa divulgación.

López Nicolás tiene 53 años. ¿Qué le gustaría que sucediese hasta la edad de su jubilación? Quince años por delante. Un horizonte amplio. «A mí me gustaría ver cambios fuertes y arriesgados en la política científica española. Y esos cambios implicarían también la divulgación. Todos los profesores universitarios no tienen que estar obligados a este ritmo de divulgación, pero creo que cuando digo que tiene que haber cambios arriesgados en la política científica española me refiero a que hay que jugárnosla. Vamos a invertir en ciencia con cabeza. Y vamos a cambiar modelos universitarios y de política científica, pero de base. Modelos que cambien de verdad la universidad española. Me gustaría ver propuestas fuertes, y se pueden hacer, pero no vayamos a acogernos a la burocracia, porque se pueden hacer».

El modelo de transferencia que López Nicolás ha fomentado desde la Universidad de Murcia, donde encontramos la transferencia social, tecnológica y en gobiernos para la toma de decisiones, le ha sorprendido también en Argentina, en una reciente estancia, donde participó en un programa de 'late night' en la televisión pública, con un apoyo importante desde el Ministerio de Ciencia. «Ya me gustaría a mí que esto sucediera en España. «Hay acciones aisladas, como decía, de francotiradores. Pero mi impresión es la misma por la que no se habla de ciencia en campañas electorales. Se habla muy poco de ciencia. Una vez en el Teatro Romea, en una charla, dije: 'Me echo las manos a la cabeza de que la gente se eche las manos a la cabeza de que no se hable de cultura y de cultura científica en los debates electorales en el minuto de oro'. A mí me gusta la política, y los políticos hablan de lo que les da votos. Si tú preguntas en la calle a la gente si habla de ciencia, la gente te dice que sí, pero sabemos que no tanto. Para que la ciencia esté en el debate político tiene que hablarse de ciencia en la sociedad, es decir, en la calle. Para eso está la comunicación en la ciencia: meter la ciencia en el debate social y político».

Una de las condiciones que puso al rector Luján para entrar en el gobierno de la universidad fue seguir practicando la docencia. Los vicerrectores pueden reducirse un número significativo de clases, pero López Nicolás pidió que no le redujeran «ni una hora», «porque para mí el contacto con los alumnos es imprescindible, es mi momento, en el que no suena el móvil ni me pueden llamar para reuniones». Además, también le gusta dedicar tiempo al Aula Sénior. La siguiente clase después de esta entrevista es de fluorescencia, «en una asignatura que tenemos de técnicas instrumentales, que es árida, pero el alumnado puede ver el funcionamiento de los aparatos, y saber en qué se basa la teoría de esos aparatos que luego van a aplicar. Porque es fundamental para analizar los resultados». ¿Qué asuntos le gustaría incorporar a su campo de investigación y a su discurso próximamente? Es verdad que ha abordado batallas que están dando sus frutos, como, por ejemplo, la batalla contra las bebidas energéticas y los complementos alimenticios, que, según López Nicolás, no han demostrado ninguna eficacia. «En el deporte hay muchas causas pendientes, pero la batalla que a mí más me gustaría librar, porque está ya encaminada, es la de la valoración de la divulgación dentro de la comunidad universitaria. Que la gente entienda que la divulgación forma parte de la profesión universitaria, que esto no es como coleccionar bonsáis, y que forma parte de nuestra responsabilidad. Esto no ha sido un descubrimiento. La universidad española tiene tres pilares reconocidos: docencia, investigación y transferencia del conocimiento. Este tercer pilar de la transferencia se ha asociado siempre a empresas, patentes, 'spin-offs', contratos... pero para mí también tiene otros dos pilares más: transferencia a los gobiernos para toma de decisiones, otra cosa es que lo hagan o no, y transferencia social. Este mensaje ya va calando».

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