Entusiasmo a ambos lados de la Franja por la liberación de tres rehenes y la reapertura de Rafah

A primera hora de la mañana, los islamistas liberaron en Khan Younis a Ofer Calderón y Yarden Bibas. Poco después, en el puerto de la Ciudad de Gaza, fue el turno del ciudadano estadounidense israelí Keith Siegel. Las tres entregas fueron ordenadas y rápidas y los rehenes no tardaron en juntarse con sus familias tras haber pasado 482 días secuestrados. Hamás demostró que puede realizar entregas controladas y muy alejadas de las escenas de caos que se vivieron el jueves en Khan Younis, en la liberación organizada frente a la casa de Yahwa Sinwar, líder de los islamistas caído en combate.

El caso de Bibas tiene conmocionada a la opinión pública israelí. El 7 de octubre abandonó el cuarto de seguridad para entregarse a los milicianos de Hamás y pedirles que no se llevaran a su esposa y dos hijos, de 1 y 3 años. Los islamistas se los llevaron a todos e Israel teme que sólo Yarden salió con vida. Hamás ha informado en repetidas ocasiones que la madre y los dos niños murieron en un bombardeo, pero los israelíes aseguran no disponer de pruebas definitivas y se las han pedido al enemigo a través de los mediadores.

La familia emitió un comunicado en el que explicaron que «Yarden ha regresado a casa, pero la casa sigue incompleta (…) En este momento pedimos: protejan a Yarden, protejan su alma. Por favor respeten su privacidad y denle el espacio que necesita para que su cuerpo y alma puedan comenzar a recuperarse».

Completada la salida de los israelíes, los presos palestinos llegaron en autobuses a Cisjordania y Gaza y 150 de los 183 liberados fueron enviados a Khan Younis. La ciudad del sur de Gaza vivió una auténtica jornada de fiesta al recibir a sus seres queridos, todos ellos vestidos con la ropa deportiva de color gris de la prisión. A continuación fueron directos al Hospital Europeo para pasar un reconocimiento médico. La excarcelación de reclusos es una de las armas más valiosas que tiene Hamás para mantener un fuerte apoyo entre la población.

El periódico israelí 'Haaretz', citando a una fuente de seguridad, informó que la Cruz Roja expresó su «indignación» por cómo el Servicio Penitenciario de Israel trató a los prisioneros antes de su liberación de la prisión de Ketziot, muy próxima a la frontera egipcia.

Pocos kilómetros más al sur, en Rafah, otros autobuses se dirigían al paso fronterizo con 50 niños enfermos y sus acompañantes para cruzar a Egipto y poder recibir tratamiento médico. Mohammed Zaqout, director de hospitales del Ministerio de Salud de Gaza, dijo que más de 6.000 pacientes estaban listos para ser trasladados y que en total son más de 12.000 quienes necesitan tratamiento urgente. Las autoridades de la Franja esperan que el ritmo de las evacuaciones aumente día a día porque los ataques israelíes han arrasado la red sanitaria.

El control del puesto fronterizo es una de las grandes cuestiones. Israel no quiere ni a Hamás, ni a la Autoridad Nacional Palestina (ANP) por lo que finalmente la responsabilidad recae en manos de exfuncionarios de la ANP, sin ningún tipo de distintivo del organismo, y agentes de seguridad de la misión de la Unión Europea.

Mientras israelíes e islamistas se disponen a comenzar a negociar la segunda fase del acuerdo, el plan de Donald Trump de expulsar a los gazatíes a Jordania y Egipto recibió un nuevo varapalo. Los ministros de Exteriores de Egipto, Jordania, Arabia Saudí, Qatar, la ANP y la Liga Árabe hicieron una declaración conjunta para rechazar la propuesta presentada por el nuevo presidente de Estados Unidos. En un comunicado mostraron su firme y unida oposición a la transferencia de palestinos de su tierra «bajo cualquier circunstancia o justificación».

Los responsables de Exteriores insistieron en su apoyo a una solución de dos Estados, la misma medida que, sobre el papel, apoyan europeos y estadounidenses. Para los israelíes adoptar algo así tras los ataques del 7 de octubre sería toda una victoria para Hamás.