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Hamás liberó ayer a seis nuevos rehenes israelíes y solo le falta entregar otros cuatro cuerpos esta semana para cumplir su parte en la primera ... fase del alto el fuego. Sin embargo, el Gobierno hebreo, que tendría que haber correspondido con la liberación de 602 presos palestinos, la pasada medianoche aún no lo había hecho. Según fuentes de la oficina del primer ministro, Benjamín Netanyahu, en represalia por las «ceremonias humillantes» que Hamás organiza para devolver a los secuestrados. El aplazamiento se prolongará «hasta que se haya asegurado la liberación de los próximos rehenes» sin dicha parafernalia.
El portavoz de Hamás Abdulatif al Qanu, citado por la agencia de noticias palestina Sanad, denunció lo que calificó como una «violación flagrante» del acuerdo e instó a mediadores y garantes del acuerdo a presionar al Gobierno hebreo para que «cumpla con su parte» y complete el séptimo intercambio de presos por rehenes. Este nuevo desencuentro retrasa la culminación de la primera fase del alto el fuego y ensombrece aún más la gran incógnita: saber si las dos partes se sentarán a negociar la segunda fase o si Benjamín Netanyahu, coaccionado por sus aliados de gobierno ultranacionalistas, optará por volver a la guerra. La presión de Estados Unidos fue clave para que los israelíes aceptaran el acuerdo en enero y volverá a serlo para pasar a esa nueva etapa, que contempla la liberación de todos los capturados, pero también el alto el fuego definitivo y la retirada de las fuerzas de ocupación. Ejército y servicios de inteligencia calculan que quedan unos 59 rehenes en Gaza, de los que al menos 35 han muerto durante el cautiverio.
Los islamistas liberaron a los seis rehenes que habían anunciado y lo hicieron en tres lugares diferentes. Los primeros en salir fueron Tal Shoham y Avera Mengistu. El primero, de 40 años, fue apresado el 7 de octubre de 2023 mientras visitaba a la familia de su esposa en el kibutz Be'eri para la festividad de Simjat Torá. Su mujer, sus dos hijos -una niña de 3 años y un niño de ocho- y su suegra, entre otros miembros de su familia, también fueron capturados, si bien quedaron en libertad dos meses después. Su suegro, la tía y el tío de su mujer fallecieron en el ataque. Mengistu, de 38 años, puso ayer fin a una década de cautiverio, 3.281 días en concreto. En 2014 entró de forma voluntaria en Gaza y fue raptado por los islamistas.
Llegó el turno después de Eliya Cohen, Omer Shem Tov y Omer Wenkert. Cohen, de 23 años, estaba con su prometida aquel 7 de octubre en el festival Supernova cuando hombres armados de Hamás irrumpieron en el lugar. Ambos intentaron escapar e incluso se escondieron entre una pila de cadáveres, pero finalmente fueron descubiertos y él, apresado. A Shem Tov, un programador informático de 22 años, lo secuestraron también en el Supernova y su familia pudo identificarle por sus tatuajes. Wenkert, un año mayor y presente en el mismo festival, confesó a su familia esa mañana en que fue capturado que estaba «muerto de miedo». Hamás envió un vídeo del joven en el maletero de una camioneta, en ropa interior y maniatado. En estos casos, los milicianos montaron los escenarios con los mensajes habituales dirigidos al enemigo.
El último rehén en ser entregado fue Hisham Al Sayed, beduino capturado en 2015 cuando cruzó por su propio pie a la Franja. Diagnosticado de esquizofrenia y un trastorno de la personalidad, sirvió brevemente en el ejército antes de ser dado de baja. No se volvió a saber nada de él hasta que en 2022 Hamás publicó un vídeo que lo mostraba enfermo y conectado a un tanque de oxígeno. En su caso, la entrega se produjo sin ningún tipo de ceremonia. «Mi corazón buye con emoción al abrazar a las familias. Su vuelta es un momento de felicidad y alivio para sus familias y para la nación de Israel entera», declaró Netanyahu.
La incertidumbre es grande en Gaza e importantes voces de Hamás confesaron que ven más cerca la vuelta a la guerra que la segunda fase del acuerdo. «Desafortunadamente, Netanyahu y su gobierno se han negado a participar en la segunda fase cuando solo queda una semana para el final de la primera. Creemos que, una vez más, se trata de juegos sucios del Gobierno para sabotear el acuerdo y enviar un mensaje de voluntad de volver a la guerra», declaró el responsable islamista Bassem Naim. El tiempo apremia, la negociación no arranca y la amenaza de limpieza étnica de Donald Trump es un plan para Gaza que suena con fuerza entre las autoridades israelíes.
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