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Nadie pensó que llegaría el día en que EE UU y Rusia votarían al unísono en la ONU una resolución sobre Ucrania. Ha ocurrido este ... lunes, en el tercer aniversario de una invasión que Donald Trump prefiere llamar «conflicto», una de las diferencias clave entre las dos resoluciones que se votaron en la Asamblea General.
Lo que tenía que haber sido una votación que rutina, en línea con las aprobadas en los dos aniversarios anteriores, se convirtió en un giro radical del orden mundial, al trasladarse el caos de Trump a la escena internacional. El viernes EE UU decidió introducir una resolución propia que competía con la que Ucrania y los países europeos llevaban un mes negociando.
Los ataques de Donald Trump contra Volodímir Zelenski de la semana pasada se tradujeron este lunes en un giro inusitado de la política estadounidense, día del tercer aniversario de la invasión rusa a Ucrania. En ella ya no se condenaba la agresión rusa y se pedía la retirada inmediata de las fuerzas ocupantes, sino que simplemente se lloraba la pérdida de vidas humanas que ha causado «el conflicto», para el que se «implora un rápido final».
El caos y el desconcierto se apoderaron de los diplomáticos, que corrían en consultas. Los países europeos se apuntaron una victoria al lograr introducir tres enmiendas a la resolución estadounidense, lo que provocó que ese país se abstuviera en la votación de su propia resolución, que resultó aprobada con los cambios europeos. El «conflicto Rusia-Ucrania» se sustituía por «la invasión a gran escala de Ucrania por la Federación Rusa». La rápida resolución del «conflicto» se cambiaba por «una paz justa y duradera», y se mencionaban los principios de «igualdad soberana e integridad territorial» que menciona la Carta de la ONU. Por contra, la enmienda rusa sobre la resolución de las «causas profundas del conflicto» fue derrotada.
Tanto la resolución estadounidense como la de Ucrania fueron aprobadas. El texto que se votaría después en el Consejo se insertaba un párrafo preambular que reafirma el compromiso con la soberanía, independencia e integridad territorial de Ucrania dentro de sus fronteras internacionalmente reconocidas, incluidas sus aguas territoriales.
El rifi-rafe se materializaba también a esas horas en el Despacho Oval, donde Emmanuel Macron se convertía en el primer líder europeo en visitar la Casa Blanca de Trump. Dadas sus buenas relaciones personales, muchos esperaban que el presidente francés pudiera convencer a Trump de adoptar un lenguaje más duro hacia Rusia, pero desde el primer momento ambos forcejearon con un tenso apretón de manos en el que cada uno tiraba para su lado mientras forzaban la sonrisa ante los periodistas.
Macron aprovechó para dejar claro que «Rusia es el agresor» y por tanto quien tiene que pagar por la guerra. Trump, que con sus presiones para quedarse con la explotación de minerales críticos y de tierras raras está corrigiendo una enorme injusticia generada por la incompetencia de su antecesor. «Para que lo entendáis, Europa prestaba el dinero para recuperarlo después y EE UU no». Fue una de las falacias que Macron no quiso dejar correr. «A decir verdad, nosotros también proporcionamos dinero real», aclaró, «porque asumimos el 60% de todos los impagos». Y de paso, recordó que Europa respeta la legalidad internacional, porque solo se queda con los beneficios de los 230.000 millones de dólares en activos congelados a Rusia. «No son una colateral del préstamo, porque no nos pertenecen».
La estrategia europea es que sirvan para pagar la guerra en Ucrania, y «si al final del día» queda algo, estupendo, y si no «Rusia es quien paga por ello», puntualizó. Trump se encogió de hombros con una mueca de frustración. «Si tú te crees eso, por mí bien. Pero a ellos le devuelven el dinero, y a nosotros no. Ahora sí lo van a hacer».
El mandatario aseguró que las negociaciones «están muy avanzadas» y podrían concluirse «la semana que viene o la siguiente». Trump sugirió que el acuerdo podría incluir el envío de tropas europeas a Ucrania como parte de un esfuerzo de mantenimiento de la paz, con el beneplácito de Rusia, aunque está convencido de que será un paz duradera. «No creo que vaya a ser un problema», aseguró. «Europa se asegurará de que nada suceda». Macron no confirmó explícitamente el despliegue, pero dejó claro que Europa está preparada para garantizar la estabilidad de Ucrania en la posguerra. «No queremos adelantar discusiones en curso, pero compartimos el mismo objetivo de construir una paz duradera».
Según sus palabras, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, podría viajar a Washington en las próximas semanas para sellar el acuerdo. «Sería grandioso que lo firmara aquí», comentó Trump, añadiendo que también tenía previsto reunirse con Vladímir Putin. «Estamos tratando de resolver esto, y en algún momento me reuniré con él, pero abril me parece demasiado pronto».
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