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M. Pérez
Martes, 15 de abril 2025, 15:02
El Gobierno ucraniano ha destituido este martes al gobernador de Sumy, Volodimir Artiuj, tan solo dos días después de que Rusia bombardeara la región y ... matara a 35 civiles. La expulsión esta aparentemente vinculada con la ceremonia militar que el Domingo de Ramos estaba previsto celebrar en la capital. Desde las primeras horas posteriores a la masacre, líderes políticos y militares mostraron su sorpresa y enfado por el hecho de que se hubiera convocado este acto a solo 29 kilómetros de la frontera rusa y de sus baterías de misiles.
El propio Kremlin señaló este lunes que su objetivo con el lanzamiento de dos misiles Iskander contra el centro urbano de la ciudad era el grupo de militares. Incluso llegó a informar de que 60 de ellos habían caído en el ataque. No fue así. Fuentes militares reconocieron que los soldados estaban refugiados y salieron indemnes.
Los proyectiles explotaron en una calle abarrotada de gente que celebraba el Domingo de Ramos. La cifra de muertos asciende a 35 y hubo 129 heridos. Uno de los fallecidos ha sido identificado como comandante de artillería, pero fuentes ucranianas no han concretado si pertenecía al equipo invitado a la ceremonia. Todavía hay 44 personas ingresadas en los hospitales; once de ellas, incluidos tres niños, se encuentran en estado crítico.
Artiuj fue nombrado para dirigir la Administración Estatal Regional de Sumy en 2023 por oden del presidente, Volodimir Zelenski. El gobernador admitió este lunes en una emisora estatal la celebración del ceremonial, al que él mismo fue invitado. Sin embargo, rechazó revelar el nombre del organizador. El Consejo de Ministros le ha destituido fulminanmente y ha nombrado en su lugar al general Oleg Grigorov, anterior jefe de la Policía Nacional en Sumy.
La masacre consternó a Ucrania. La difusión más tarde de que hubiera coincidido con una entrega de medallas a la 117 Brigada del Distrito Militar en el Centro de Congresos de la Universidad Estatal de Sumy generó las críticas de algunos dirigentes políticos y militares, como el alcalde de Konotop, una localidad situada a un centenar de kilómetros, que arremetió contra la «irresponsabilidad» y culpó al gobernador,
Al parecer, una filtración hizo que la convocatoria militar llegara a manos rusas. Algunas fuentes sostienen que por ese motivo Moscú decidió disparar dos misiles de alta capacidad destructuva, a los que alimento con material de fragmentación para provocar la mayor masacre posible. Ambos explotaron junto al recinto universitario y los artilleros estaban al tanto de que el lugar se hallaba repleto de civiles que en ese momento festejaban el Domindo de Ramos. La Universidad Estatal se encuentra en el centro de la localidad, está rodeada de comercios y cafeterías y es una zona de tránsito dominical para quienes se dirigen a las iglesias.
Tanto Kiev como la comunidad internacional han condenado la masacre como ejemplo del «desprecio» de Rusia por «las vidas de los ucranianos» y la «voluntad» de su presidente, Vladímir Putin, de «no querer la paz». La ceremonia militar está siendo aprovechada por la diplomacia y los propagandistas rusos. Incluso, el ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, ha sugerido este martes en el periódico 'Kommersant' que, al lado de la ceremonia de entrega de medallas, había «otra 'reunión' de jefes militares ucranianos con sus colegas occidentales (de la OTAN), que se hacían pasar por mercenarios o quién sabe por quién».
Las explicaciones de Lavrov han causado estupor e indignación en la nación vecina y en la comunidad militar occidental por su osadía. De hecho, el ministro llega a acusar al «régimen de Kiev» de utiliza a la «población ucraniana como escudo» y descarga hasta cierto punto la responsabilidad rusa al comentar que sus artilleros dispararon los misiles en condiciones de «activa» defensa antiaérea de Ucrania.
Obvía Lavrov precisar que los Iskander son, precisamente, proyectiles balísticos prácticamente imparables y muy difíciles de interceptar por los sistemas de defensa radioelectrónica. La comunidad internacional ha expresado su «máxima» condena a Rusia e instado a Estados Unidos a ejercer sobre Putin una mayor presión, convencida de que el jefe del Kremlin «se burla» de su homólogo estadounidense. El enviado de Trump, Steve Witkoff, ha tenido esta noche pasada una intervención en la televisión donde afirma que el viernes mantuvo en San Petersburgo una «convincente» reunión con Putin, en la que éste le expresó su deseo de una «paz permanente» a cambio de los territorios que ha conquistado en el Donbás. Apenas 36 horas más tarde del encuentro, Rusia desató el infierno en Sumy.
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