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Estonia, Letonia y Lituania no quieren que termine la guerra entre Ucrania y Rusia. Los tres países bálticos temen que el alto el fuego entre ... Kiev y Moscú dirija el punto de mira del Kremlin hacia sus fronteras. Tienen miedo de ser los siguientes en la lista de territorios a conquistar por Vladímir Putin. Por eso han iniciado este año la construcción de una línea defensiva junto a la muga de 965 kilómetros que les separa de Rusia y de su aliada Bielorrusia. El plan contempla instalar mil búnkeres de hormigón llenos de soldados, zanjas y obstáculos antitanque, trincheras y almacenes de armamento y suministros. Hay prisa. Hasta 2022, hasta que tropas rusas iniciaron la invasión de Ucrania, parecía impensable un conflicto así en Europa. Ahora, con esa guerra aún viva, ni los socios de la OTAN se fían del paraguas que supone la Alianza Atlántica. Mejor prevenir y levantar la primera barrera europea contra Rusia.
Un informe del Ejército alemán, al que tuvo acceso el diario 'Bild', alerta sobre la hipotética ruta que tendría la ofensiva del Kremlin. Sería en dirección hacia Kaliningrado, un enclave ruso situado entre Lituania y Polonia y con acceso al mar Báltico. Putin no oculta que su meta, su misión, es reunificar los dominios de la antigua Unión Soviética. Los países bálticos tragan saliva cada vez que el presidente ruso insiste en ese objetivo.
En principio, el plan para levantar una línea de defensa en la frontera iba a durar diez años. Los tres gobiernos bálticos quieren acelerarlo. «Putin no nos va a dar ese tiempo», advierte en el diario 'The Telegraph' Gabrielius Landsbergis, que fue ministro lituano de Exteriores hasta finales del año pasado. «El momento más peligroso será después de un alto el fuego en Ucrania», avisa.
Entre Estonia, Lituania y Letonia suman algo más de 6 millones de habitantes, por 41 de Ucrania. Se sienten mucho más vulnerables. Han escarmentado en piel ajena. Durante el inicio de la ofensiva sobre Kiev, las tropas rusas avanzaron con rapidez frente a un enemigo desprevenido. Los bálticos tienen la ventaja de estar advertidos. Saben que el Kremlin ya trabaja en un escenario posterior a la tregua en Ucrania:Moscú tiene planes para aumentar su producción militar y trasladar tropas a esta frontera con la OTAN.
Según un informe danés de Inteligencia, Rusia dispone ahora la capacidad para, tras la paz en Ucrania, rearmarse, reagrupar sus efectivos militares e iniciar una nueva fase de expansión territorial. En seis meses, asegura este estudio, podría atacar un país fronterizo;en dos años, Moscú estaría listo para una guerra regional en el Báltico, y en cinco años incluso tendría capacidad para enfrentarse abiertamente a la OTAN, siempre que la Alianza no cuente con el apoyo de Estados Unidos. La llegada a la Casa Blanca de Donald Trump, gran amigo de Putin, ha generado dudas sobre la implicación de Estados Unidos en la defensa de Europa.
De ahí que los socios bálticos de la OTAN se preparen por su cuenta. Junto a sus vecinos de Polonia y Finlandia, se han retirado del tratado internacional que prohíbe la minas terrestres antipersona. Lituania también ha admitido el uso de bombas de racimo. «Tenemos que estar preparados para utilizar absolutamente todo de cara a una invasión», zanjó el ministro de Defensa de Lituania, Dovile Sakaliene. Su opinión es compartida por la mayoría de la población, que no está dispuesta a defenderse con una mano atada en la espalda.
Se preparan para lo peor. El objetivo es crear una barrera que frene la ofensiva inicial rusa, que la ralentice y dé tiempo a que lleguen al rescate las tropas de la OTAN. Y que, además, obligue al enemigo a dirigirse a algún cuello de botella fácil de atacar. Letonia y Lituania han instalado pináculos de hormigón –llamados dientes de león– para parar a los vehículos blindados. Estonia construye búnkeres para soldados resistentes a la artillería. En algunos puentes hay ya barreras antitanque. En otoño quedará concluida la primera fase de este proyecto. Junto con Suecia y Finlandia, nuevos socios de la Alianza, tratan de hacer del Báltico el 'lago de la OTAN' para desde allí mostrar los colmillos y disuadir al Kremlin de sus ansias imperialistas.
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