La extrema derecha rumana cierra filas en torno al vetado Georgescu

Georgescu, que pretendía presentarse como independiente, recurrió este lunes el veto a su candidatura ante el Tribunal Constitucional, que analizará su demanda hoy a partir de las 17.00 hora local. Mientras tanto, el aspirante euroescéptico y afín al Kremlin aprovechó para agradecer el apoyo recibido en las últimas horas y hacer un llamamiento a la calma tras una noche de violentas protestas a raíz del dictamen de la Comisión Electoral. Simpatizantes del político se congregaron ante la sede del organismo en Bucarest y protagonizaron enfrentamientos con las fuerzas de seguridad. Al menos trece gendarmes resultaron heridos.

El veto, según argumentó la Comisión Electoral, se debe a que Georgescu «vulneró la obligación de defender la democracia», por lo que su candidatura «no cumple las condiciones de legalidad». La ultraderecha tiene escasas esperanzas de que pueda continuar su carrera hacia la presidencia aunque el líder de AUR advirtió de que el aspirante «agotará todas las vías legales» tras lo que consideró un «golpe de Estado». El Tribunal Constitucional ordenó repetir las elecciones presidenciales tras anular la cita celebrada en noviembre ante las sospechas de injerencia rusa y supuesta financiación ilegal de la campaña del político cercano a Moscú, que venció en esos comicios contra todo pronóstico.

Simion no descartó que la ultraderecha presente un candidato alternativo si Georgescu finalmente queda apartado de la carrera hacia la presidencia. Incluso dijo que podría ser él mismo, aunque la Fiscalía General de Rumanía ha puesto el foco sobre su figura con la presentación este lunes de una denuncia de oficio contra él por incitación a la violencia después de que instigara a los rumanos a «despellejar en la plaza pública» a los miembros de la Comisión Electoral Central. Era una «metáfora», se excusó.

Georgescu, con más de 660.000 seguidores en TikTok y prácticamente un desconocido hasta hace unos meses, destaca por su perfil ultranacionalista, euroescéptico, prorruso y muy crítico tanto con la Unión Europea como con la OTAN. Es un firme defensor de los valores tradicionales, la familia, el patriotismo y de la ortodoxia cristiana, y también un declarado admirador de los mandatarios de Rusia, Vladímir Putin, y EE UU, Donald Trump. Durante la pasada campaña electoral prometió un renacimiento de Rumanía si era elegido presidente. Ganó la primera vuelta, posteriormente anulada, con el 22,9% de los votos, seguido de la liberal-conservadora proeuropea Elena Lasconi (19,17%).

Rumanía acudirá de nuevo a las urnas el 4 de mayo. Si no hay un claro ganador, la segunda vuelta se celebrará un par de semanas después.