Gran pintor, gran humanista

Manuel Madrid

Jueves, 27 de mayo 2021, 01:20 | Actualizado 11:01h.

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No solamente era un gran pintor, sino un gran humanista» (Juan Barceló). «Tenía mucho sentido del humor y era un pintor admirado y querido» (Ángel Hernansáez). «Hemos sido compañeros leales, amigos, como hermanos» (Molina Sánchez). «Lo vi dibujando junto al puente del Rialto, en Venecia; ¡Genial! ¡Espontáneo!» (Cristóbal Belda). «Con él se acaba un modo muy preciso de pintar Murcia y sus tradiciones» (Manuel Fernández Delgado)... Sobre Manuel Muñoz Barberán (Lorca, 1921-Murcia, 2007) solo hay elogios en la hemeroteca de LA VERDAD. Esta semana en la que se conmemora el centenario de su nacimiento, su figura y su obra siguen reuniendo una unanimidad imperecedera. Contó Pedro Soler en su adiós «a una vida plena» que el lorquino quedó huérfano de padre a los ocho años y se hizo aprendiz de fotógrafo, aunque su deseo era ser pintor. En 1939, el año en que acabó la guerra civil, tuvo su primera incursión artística pintando los frescos de una iglesia de Cehegín, algo que también haría después en Murcia (San Bartolomé, San Antolín y Espinardo), Yecla (La Purísima), Ricote...

Siempre se sintió satisfecho de sus dones para el óleo y la acuarela: «Era una pintura que superaba los bosquejos propios de un pintor autodidacta», remarcó Soler. Cosechó un sinfín de premios (Villacis, Tercera Medalla del Salón de Otoño de Madrid, Medalla de Oro en el Salón Nacional de la CASE), fue cronista oficial de Murcia, académico de las academias de Alfonso X y de Bellas Artes de Santa María de la Arrixaca... Escribió en LA VERDAD historias de los siglos XVI y XVII, pues, decía Soler, «también sintió una afición casi incontrolada por la escritura y por los enigmas histórico-literarios». Prefirió su entrega a la pintura a otras comodidades. Tuvo 9 hijos con Fuensanta Clares.