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La catalana impartirá clases de yoga Kundalini en parajes naturales de Ibiza. R.C.
«Se me vino todo abajo y me alegro»

«Se me vino todo abajo y me alegro»

Reciclada en profesora de yoga, la modelo Mireia Canalda habla de la crisis que cambió su existencia. «Vivía desbordada por la autoexigencia»

ARANTZA FURUNDARENA

Miércoles, 29 de enero 2020, 13:19

Sus hijos, Inés y Nuno, la interrumpen durante la entrevista... «Mami, mami, es urgente. 'Max' se ha comido las galletas que nos habías preparado para la merienda...», le dicen en catalán. 'Max' es el perro. Y los niños tienen seis y cuatro años. Mireia, que vive con su familia en Tiana, a las afueras de Barcelona, los consuela divertida. Ha pasado más de una década desde que saltara a la fama por su relación con el futbolista Ronaldo Nazário y aquella joven modelo que declaraba «necesito un hombre con el que pueda discutir de todo y que no me lo coma», ya no es la misma. A sus 37 años, casada con el exnadador Felipe López, se ha convertido en profesora de yoga y eso, según dice, le ha transformado la vida.

Mireia Canalda presentó el miércoles en Fitur un proyecto que la tiene enamorada. Durante seis meses, a partir de abril, y exceptuando julio y agosto, impartirá una clase mensual de yoga Kundalini en el municipio ibicenco de Sant Joan de Labritja, abierta al público, para unas 50 personas y en paradisiacos enclaves como la playa de Benirrás, el Port de Sant Miquel y Cala Xarraca. «Es una manera de mostrar la parte más virgen, la pura esencia de Ibiza, y a mí me encanta formar parte de esa reivindicación -apunta la modelo-, porque Ibiza es mi pasión. Cada año paso un mes de vacaciones con mi familia en la isla y seguimos descubriendo nuevos entornos naturales sin necesidad de tocar la zona turística».

El entusiasmo es ahora mismo la seña de identidad de Mireia. Pero no siempre ha sido así. Hace dos años se le vino el mundo encima. Trabajaba como colaboradora en el programa 'Arucitys', que por entonces se emitía en una televisión local catalana. Se marchó de vacaciones y se casó con su pareja, Felipe López, en una «boda con los peques», como ella dice, que tuvo como escenario una espectacular cala ibicenca. Pero al volver del 'Nirvana', se encontró con que no le renovaban el contrato. El programa, reconvertido en 'Arusitys' (con ese) pasó a emitirse en La Sexta y a Canalda le comunicaron «el mismo día de mi regreso» que no contaban con ella. «Económicamente no estábamos para tirar cohetes, y me desmoroné».

«Ahora soy más yo, más de verdad, y estoy aprendiendo a no ser tan perfecta»

Ahora sabe que la crisis venía de lejos. «Aquello fue la gota que colmó el vaso, porque yo desde hacía tiempo no era feliz. Lo tenía todo y no lograba sentirme satisfecha». Cuando Mireia tenía doce años, fue una prima la que le recomendó a su madre que la llevara a una agencia de modelos, un consejo que decidió su vida profesional. Esta vez, con Mireia «depresiva y en estado de 'shock'», fue esa misma prima, que es profesora de yoga, quien la sacudió con una frase brutal: «Tienes suerte de que se te haya derrumbado todo, porque así puedes empezar a construir desde cero». Mireia pensó: «Ya, claro, y a final de mes qué...». Pero le hizo caso y se dejó guiar. «Yo había tomado clases de yoga con ella sin sentir nada especial. Esta vez fue diferente. Dicen que el yoga no se busca, te encuentra».

Autopista de emociones

Hoy se deshace en elogios hacia la disciplina que imparte. «El yoga Kundalini me parece el más completo. Es como una autopista hacia tus emociones, hacia tu propia esencia. Es un yoga que no querían compartir los reyes y los guerreros porque les hacía invencibles en las batallas. Es el yoga de la conciencia absoluta». A ella se la despertó hasta el punto de hacerle ver su problema: la autoexigencia. «Siempre he sido responsable, me exijo demasiado, pero como madre ya fue exagerado... Quería hacerlo tan perfecto que me sentía desbordada, no lograba disfrutar».

Cuando recuerda sus aventuras pasadas, como novia de Ronaldo Nazário o de Álvaro Muñoz Escassi, la modelo sonríe. «No me arrepiento de nada. Pero ojalá entonces hubiera tenido estas herramientas. Ahora soy más yo, más de verdad, y estoy aprendiendo a no ser tan perfecta». En el camino le acompaña Felipe López. «Es todo tan fácil con él... Es paciente, consecuente. Hacemos muy buen equipo». López también ha dado un salto laboral. «Trabajaba en la noche de directivo, pero ya no le aportaba nada. Ahora está en una agencia de eventos. A nivel económico ha sido durísimo», admite Mireia, que sigue atendiendo ofertas como presentadora y modelo. «Vamos saliendo, ya empieza a haber resultados. Y ha merecido la pena. Yo estoy eternamente agradecida a que se me desmoronara todo».

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