![Un bebé misterioso](https://s1.ppllstatics.com/laverdad/www/multimedia/201905/08/media/cortadas/137539952--624x439.jpg)
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P. MUÑOZ
Miércoles, 8 de mayo 2019, 11:55
Impaciencia. El término se adecuaba ayer como un guante al estado de ánimo de la población británica, contenta por la llegada al mundo del primer hijo de los duques de Sussex, pero ávida de conocer detalles sobre la criatura tras dos días de inhabitual hermetismo de los miembros de la Casa de Isabel II. Acostumbrados a que los recién nacidos de la realeza se exhiban enseguida para gozo del pueblo, los ciudadanos de Reino Unido, casas de apuestas incluidas, hierven. ¿Cómo es el bebé de Meghan y Enrique? ¿El color de su piel tira hacia la rama materna o hereda los genes blanquecinos del hijo de Carlos y Diana? ¿Y su nombre, cómo se llamará? Por no hablar ya del lugar donde se desarrolló el parto, mantenido como secreto de Estado y objeto de múltiples especulaciones: ¿alumbró en casa, en Frogmore Cottage, la nueva residencia de la pareja en el dominio del castillo de Windsor, o en un hospital?
Lo más importante parece al menos acreditado: el pequeño, que pesó 3,260 kilos, y su mamá están bien, a tenor de la amplia sonrisa con la que el padre anunció el lunes por la tarde el nacimiento de su hijo a las cámaras de televisión cerca de Windsor, a unos cuarenta kilómetros al oeste de Londres. Enrique, de 34 años, aseguró estar feliz y fascinado por su descendiente, a quien describió como «absolutamente irresistible». También se declaró «increíblemente orgulloso» de su esposa, la exactriz estadounidense de 37 años Meghan Markle.
«Es un cuento de hadas», resumía ayer Jessica Price, una australiana de 34 años entrevistada por AFP en Windsor y especialmente satisfecha por el hecho de que Meghan sea «un poco mayor» que Enrique. Lo argumentaba con sorna: «Esto me hace pensar que me queda tiempo para encontrar a mi príncipe». A la puerta de un pub bautizado como Prince Harry, flotaban cuatro globos azules en los que podía leerse: «¡Es un niño!». De poco más se podía ufanar la gente, dado que, por primera vez en la historia de la monarquía británica, el nacimiento se anunció por Instagram. Y con todas las reservas informativas antes descritas. Según el diario 'The Daily Mail', el bebé nació en una maternidad londinense, tal vez la del hospital de Portland, donde la duquesa de Sussex habría ingresado el domingo por la tarde acompañada por su madre y desde donde regresó a su hogar tras parir. A su lado permaneció en todo momento su marido, que solo habría dormido un par de horas, según la misma fuente.
Durante su corta exposición a los medios, Enrique prometió presentar «probablemente» hoy al recién nacido y dio a entender que su nombre no estaba decidido del todo. «Aún lo estamos pensando», dijo ante los micrófonos. Y esa incertidumbre, precisamente, da mucho juego. Sobre todo a las casas de apuestas. Para los que se precian de intuición y no reparan en gastos, los favoritos son Alejando, Jacobo o Arturo. Nombres con historia. Pero Meghan, que es mestiza y tiene entre sus ancestros a esclavos que trabajaban en las plantaciones de algodón de Georgia, podría decantarse por uno que rinda homenaje a su herencia familiar. La cosa va por capítulos, así que mañana más.
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