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C. GArcía
Lunes, 6 de febrero 2017, 19:18
Dos hijas, seis sobrinos, cuatro hermanos, algún cuñado, algún yerno, amigos, amigos de amigos, hermano de un cuñado, la prima de un yerno, la exnuera de su hermana, la suegra de su hermana, la vecina y el hermano de un yerno, son algunos de los parentescos que unen a una empleada de la limpieza de la Universidad de Sevilla con otros trabajadores. Ella misma ha admitido haberlos contratado por preferencia personal.
María Luisa Díaz supervisa la Unidad de Limpieza de la universidad, la cual se gestiona mediante la subcontrata de la empresa Ferroser. Gracias a la confianza que la compañía depositó en ella, esta mujer lleva desde el año 1994 contratando a amigos y familiares. En total han sido 22 familiares y amigos de esta empleada los que han conseguido un trabajo gracias a su vínculo afectivo con María Luisa.
El diario El País ha destapado este caso extremo de 'enchufismo laboral', el cual ya se puede decir que tiene el récord en el territorio nacional. A esta limpiadora sevillana no parece importarle la acusación, es más, reivindica su decisión de contratar a esos conocidos: «No veo ningún problema y no tengo nada que ocultar porque los apellidos no se pueden camuflar. Los que están, están. ¿Es que no tienen mis familiares derecho a trabajar en la empresa privada?», explica en el medio. Así mismo, argumenta que «aquí hay muchos 'hijos de' y en cualquier Administración pública hay familias».
María Luisa Díaz ha sido sindicalista de CC.OO., según indica El País, desde hace más de veinte años. De hecho, la universidad (y todo el mundo) conocía este caso de 'enchufismo' pero se ignoraba de cara a la ética y moralidad. Juan Ignacio Ferraro, gerente de la Universidad de Sevilla, admite en el diario que «no me parece ético» y reconoció estar «indignándose» al conocer el número de 'amigos' que la mujer tenía en la empresa.
Por otro lado, el gerente explica (y se consuela) que desde que Ferroser consiguió la subcontrata en 2005, Díaz «solo» ha 'colocado' a seis conocidos y hay unos 200 empleados en esa empresa. Por su parte, la limpiadora sigue defendiendo no haber hecho nada malo y se escuda en que sus empleados «trabajan y no faltan a su deber»
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