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Mason Wells, en segundo plano, junto a un amigo.
Atentados de Bruselas: La historia del chico que sobrevivió a tres ataques terroristas

Atentados de Bruselas: La historia del chico que sobrevivió a tres ataques terroristas

Mason Wells es un misionero mormón que ha presenciado y salido casi ileso de tres atentados yihadistas

c. garcía

Viernes, 25 de marzo 2016, 11:45

Mason Wells estaba en el Aeropuerto de Bruselas el pasado martes cuando dos terroristas yihadistas hicieron explotar dos bombas llevándose por delante la vida de decenas de personas. Este misionero mormón sobrevivió a este ataque, pero no era la primera vez que lo hacía, ya son tres las veces que Wells siente el pánico y la tragedia a su alrededor.

A sus 19 años, este chico estadounidense ya tiene varias historias para contar a sus nietos. Mason Wells no puede negar que tiene un ángel de la guarda que hace muy bien su trabajo. La primera vez que vivió un ataque terrorista fue en la Maratón de Bostón. Entonces, dos artefactos de fabricación casera detonaron en medio de la multitud y acabaron con la vida de tres personas. Wells y su padre estaban cerca del lugar y fue su padre quien entonces declaró para una televisión local que aquella experiencia les había hecho más fuertes.

Desde luego, aquello le haría fuerte, lo suficiente como para mantener la calma en París el pasado 13 de noviembre. Mason Wells estaba muy cerca de la Sala Bataclan aquella noche y fue testigo de lo vivido en la noche más negra de la capital francesa.

Si todo lo visto no había sido suficientemente traumático en la vida de un chico que todavía no ha llegado a la veintena, a Mason Wells le quedaba lo más duro. Quizás todo lo anteriormente vivido fue lo que le hizo "sobrevivir en esta ocasión", como dijo su padre. En el aeropuerto de Bruselas, cuando esperaba para embarcar, dos bombas estallaron muy cerca de él. Este misionero salvó su vida por tercera vez, aunque en esta ocasión, sí que salió con alguna herida. Wells se encuentra hospitalizado recuperándose de una lesión en el tendón de Aquiles y de algunas quemaduras por la metralla en su cara. Una vez más, podía haber sido peor, su ángel le protegió; mientrás, él sigue haciéndose fuerte.

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