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LA VERDAD
Martes, 31 de octubre 2023, 11:09
Abrir el frigorífico para coger o colocar un alimento puede llegar a convertirse en un auténtico juego de Tetris. Envases pequeños sobre otros más grandes, productos escondidos entre alimentos que duplican su tamaño o torres de latas y tuppers que desafían la gravedad. Se podría decir que es un arte, pero también un rompecabezas diario. Sin embargo, hay algunos artículos de la nevera que podrían dejarse fuera sin que esto perjudique su conversación.
¿Cuántas veces has escuchado 'guarda en la nevera solo lo que los supermercados ponen en las cámaras frigoríficas'? Es el truco por excelencia para saber qué se debería meter y qué puede dejarse directamente en la despensa. Pero la realidad es que no siempre acierta, como en el caso de los yogures, ya que es más que habitual que las grandes superficies agrupen estos productos en la zona de frío sin hacer diferencias entre su tipología.
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha indicado que no todos los yogures exigen una conservación a pocos grados. Una cuestión que alivia, y mucho, la tarea de organizar los distintos estantes y armarios de la cocina. Así, aunque todos se obtienen por fermentación láctica de la leche por la acción de unas bacterias determinadas, en función del proceso al que se sometan posteriormente, se podrán dejar fuera o dentro de la nevera.
La clave está en identificar si el producto que tienes en casa está considerado un yogur pasteurizado después de la fermentación. Esto significa que estos productos han sufrido un proceso de esterilización que acaba con todos los fermentos presentes. De este modo, no hay ninguna bacteria viva en su composición. Este método no afecta a sus cualidades, que siguen siendo las mismas que los no pasteurizados.
Como ventaja, presentan una mayor estabilidad que los clásicos. Para hacernos una idea, Leche Pascual indica que puede llegar a tener una vida útil de unos 210 días, a diferencia de un producto tradicional que se sitúa sobre los 28 días, a pesar de se puede ingerir posteriormente.
Otra de sus grandes virtudes es la conservación, ya que como informa la OCU, no necesitan refrigeración, sino que se pueden mantener a temperatura ambiente. Este tipo de lácteo podría ser una buena opción cuando se quiere tomar fuera de casa, como en viajes, en clase o durante la jornada laboral. De todos modos, no debe exponerse al sol ni a temperaturas extremas.
Con respecto a su fecha de caducidad, la OCU recuerda que la que se encuentra grabada en el envase tan solo indica el consumo preferente, ya que pasado ese tiempo, no caducan. Eso sí, pueden perder parte de sus propiedades a largo plazo.
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