Pepe Rodríguez: «Ya me lo decía Manolo de la Osa: el cliente murciano es muy bueno. Y es verdad»

Pepe Rodríguez se ha convertido en uno de los personajes más admirados y queridos de la televisión nacional. Está presente en todos los servicios de comidas y cenas que puede en su restaurante El Bohío, en Illescas (Toledo), que luce una estrella Michelin desde 1999 y un estilo de cocina castellanomanchega cada vez más marcado.

Asegura que le debe mucho a la televisión, pero que su casa, la de sus padres y la de su familia siempre será el restaurante. Comenzó en la tele sin querer, forzado por unos acontecimientos que prefiere desvelar en directo cuando se suba al escenario de Región de Murcia Gastronómica. Y no, no le gustaban las cámaras. Es más, le daba pavor ponerse delante de ellas, aunque asegura que poco a poco fue cogiéndole el tranquillo y ahora lo disfruta muchísimo.

Reconoce que le impresiona cuando tiene que dirigir a famosos como Eva Abril, pero que no le interesan los logros profesionales, sino el fondo verdadero de las buenas personas. Cocinero del Año y Mejor jefe de cocina 2010, Premio Nacional de Gastronomía y Mejor repostero en 2011 son algunos de los premios a lo largo de su dilatada carrera.

El viernes 5, a las 17:00 horas, ofrecerá una charla en el escenario principal ponencias de Región de Murcia Gastronómica -entrada libre hasta completar aforo- con motivo del X aniversario del congreso.

-Va usted a venir a Región de Murcia Gastronómica el año que cumplimos diez años, los mismos que va a cumplir como jurado de 'Masterchef'.

-Pues sí, la verdad es que es una bonita coincidencia. Cuando empezamos el programa no teníamos ni idea de que iba a tener esta trascendencia, pero está claro que ha trascendido de tal forma que hoy en día hay muchos niños que se ponen el delantal gracias al programa.

-¿Qué conoce de Murcia?

-Bueno, pues no la conozco entera, pero tengo muchos amigos allí, conozco mucha industria de allí y mi suegro ha tenido una casa cuarenta años en La Torre de La Horadada. He comido en varios restaurantes de Murcia, conozco algo de la huerta murciana. Y, sobre todo, conozco la devoción que hay por comer en la Región de Murcia. No sé si será la Región más gastronómica, pero es de las que más lo intenta.

-¿Tiene usted muchos clientes murcianos en El Bohío?

-Cada día que paso por las mesas del restaurante a saludar a los clientes, siempre hay una mesa de Murcia. Siempre hay gente de Murcia en el restaurante. Ya me lo decía Manolo de la Osa: el cliente murciano es muy bueno. Y es verdad.

-También conocerá la gastronomía de la tierra.

-¡Hombre, por supuesto! El caldero, esas almendritas fritas con un buen salazón, la ensalada murciana o el paparajote son platos que todo el que venga a Murcia tiene que probar por obligación.

-¿Le ha defraudado la televisión una vez que ha estado dentro?

-Yo creo que le debo mucho a la televisión, me ha posicionado en el mapa. Hay que llevar cuidado porque todo lo que digas se va a amplificar en exceso, pero no me ha defraudado. Al revés, me ha venido genial para contar cosas, para poder llegar a millones de personas.

-¿No cambiaría a nadie?

-Bueno, si yo fuese el dueño de la tele o de la productora me gustaría hacer otro formato de programa de televisión, pero no nos vería la cantidad de gente que nos ve ahora, por lo que esta es la mejor manera de llegar a mucha gente y hacer que un niño se ponga un delantal, algo que ha conseguido la tele.

-Además, eso lo reconoce todo el sector.

-Es que es una evidencia. Todavía sufro la crítica envidiosa, tediosa y mala de que los cocineros tenemos que estar siempre en la cocina. Y yo no me he ido de la cocina, al revés. Ahora me obligo y me esfuerzo más todavía para estar en el restaurante siempre que puedo. Pero bueno, es una bendición haber hecho este programa.

-¿Y cómo ve al sector de la alta cocina?

-Pues ahora en mi restaurante estamos más fuertes que nunca. Con respecto a la cocina de autor, la vanguardia, etc, etc, podríamos estar hablando largo y tendido. Para empezar, todo el personaje que cocine está haciendo cocina de autor. La alta cocina, la vanguardia y todo este tema se ha ido diluyendo y diversificando. Antes la cocina de vanguardia la hacía uno y nos ayudaba al resto a seguir creciendo. Ahora tenemos que hablar de otras cosas como sostenibilidad, medioambiente, etc. Actualmente unos venden el mar, otros la tierra y otros no sé qué, pero la cocina no va tan rápida.

-¿Y usted qué vende?

-Yo vendo Castilla-La Mancha, ¡cada vez más! Fíjate que soy de los tipos más mediáticos de España sin querer, sin gustarme y sin interesarme, pero que por cosas de la vida acabas ahí y sigo sin saber qué debo vender, pero sí lo que me gusta. También te digo que no soy de poner etiquetas.

-¿Qué es lo peor que ha tenido que comer?

-Bueno, en el programa lo que es difícil es comer bien. Te podría enumerar mil platos que son horrendos y que los borro rápidamente de mi memoria porque no me interesa. Yo solo quiero acordarme de las cosas buenas que me dan placer.

-¿A quién admira?

-A cualquiera que está al pie del cañón manteniendo a su familia. Me da igual si tiene una estrella o cien. Creo que estamos en una época en la que nos premian por recalentar la sopa de nuestras madres, y a mi madre nunca le dieron ni una palmada en la espalda. Hoy me están haciendo cofrade de Honor y a mi madre nunca se lo hubiesen concedido y yo lo único que he hecho es salir en la tele, ser un poco más mediático y recalentar su sopa de ajo. Esa generación tuvo que trabajar mucho y es a la gente que admiro.

-Bueno, conseguir estrellas tiene mucho mérito.

-Sí, mucho. Pero me interesa la buena gente. Joan Miró dijo una frase que me gusta mucho y que decía algo así como que un cuadro se puede quemar o se puede romper. Lo que cuenta de un artista es el ejemplo que deja como estímulo para crear otras obras.

-Al principio del programa tenía un carácter más serio y ahora es más risueño. ¿A qué se debe ese cambio?

-Bueno, ahora parezco humorista [risas]. Cuando llegué había sesenta personas alrededor mío y mirando lo que estás diciendo y tú no sabes ni qué hacer. Yo entré en la tele por obligación, ni me interesaba, ni me gustaba.

-¿Pero cómo que por obligación? Imagino que la oferta sería atractiva

-Os contaré en Murcia cómo fue todo. Pero yo era la persona menos mediática del mundo, de los que veía una cámara y me daba la vuelta y me iba por otro lado; y he acabado encantadísimo y feliz. Lo que pasa es que con el paso del tiempo he ido soltándome hasta adquirir mi personalidad, la de un tío que se ha criado en la barra de un bar.

-¿Qué invitado te ha sorprendido más?

-Pues en 'Masterchef Celebrity' han pasado muchos que son historia de España, como puede ser Victoria Abril, que es una diva del cine y me impone un poco estar diciéndole qué y cómo lo tiene que hacer. Tenemos que entretener sin perder el pulso gastronómico, sin ser chabacanos. Y te aseguro que todos los famosos que pasan por el programa se van diciendo que cada vez que van a un restaurante lo miran con otros ojos por el trabajo y el esfuerzo que hay detrás.

-¿Y de los anónimos?

-Pues hay de todo. Desde el que vendía embutidos y ha encontrado su profesión y le han dado una estrella y está triunfando, a quien pasa más desapercibido. En la tele hay de todo.

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