![Pablo González y los vinos de Jumilla, un lazo gastronómico](https://s2.ppllstatics.com/laverdad/www/multimedia/2024/11/09/fdfsdfs-kC9H-U22017742323188iB-1200x840@La%20Verdad.jpg)
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Medio centenar de 'gastro aficionados' arrancaron la jornada de este sábado en Región de Murcia Gastronómica con un suculento aperitivo de mediodía al aire libre. Los responsables de la ocasión fueron Pablo González Conejero, chef de La Cabaña, que vuelve a participar en el congreso, y Fran Saura, sumiller del restaurante de Pepe Tomás. Un viejo fandango jumillano interpretado por la murciana Conszz sonaba en los altavoces del escenario para recibir a los comensales. Fue la pieza perfecta para dar inicio a una cata maridaje que tuvo a Pablo como embajador de la DO Jumilla, siguiendo la estela de colaboración que ya ha dado lugar a su ciclo de 'Diálogos de arte y vino'.
Cuatro platos al modo de un menú degustación compusieron un menú maridado con cuatro vinos respectivos de Jumilla, de esos que ahora viven su «momento más dulce», en palabras de Fran Saura: «Antes había más 'riberitis' y 'riojitis', pero ahora Jumilla está en el mapa del vino a nivel mundial». Lo demostró con un vino blanco de Esencia Wines y tres tintos, adaptados a los sabores de Pablo: para empezar, un joven de Luzón, premiado a mejor vino ecológico sin madera; un Juan Gil amarillo ecológico, «uno de los vinos que ayudó a poner Jumilla en el mapa» y un Alceño selección, el punto más fuerte de la cita.
Mientras los caldos iban pasando por las copas, Pablo González desplegó su cocina, «una que parece muy moderna, aunque lo que en realidad hacemos es contar historias», explicó. En su gusto por trabajar los productos de la tierra, el distinguido chef comenzó con una ensalada de tallos encurtidos, «un producto que solo se hace aquí en Murcia», aunque su versión tiene la forma de una tartaleta con ocho capas de arroz y un sazonado de alcaparras fritas. Le siguió como segundo plato un escabeche de caballa, esférico de berenjenas a la brasa y bergamota, así como un chato acompañado de espárragos y espuma de michirones, «un plato para remangarse y meterse a tope en la comida», describió Pablo. Para terminar, faltaba un pichón braseado con setas y codium, un plato de caza que sentenció como «el rock and roll de la cata».
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