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A caballo entre las emblemáticas calles de Boticas y Poncio, es la Casa de los Coy, una de las más importantes familias de Maula la ... Rica, de Mula. Pero no fueron los primeros, ni los que han perdurado, que antes aparecieron los Zapata, acompañando al entonces príncipe Don Alfonso en la conquista de Mula. Y aquí se quedaron como pobladores. También se la llamó Casa de los Borrajos, familia de origen gallego que la habitó, tal vez por matrimonios. En cuanto a los Coy, una ha oído que eran unos sacerdotes que vinieron con los judíos cuando llegaron a estas tierras. La gente del pueblo los llamaba «cohim», que al latinizarse quedo en Coy.
La primera casa, estaba en la calle Valmarino, y en el XVIII, se levantó la actual, una casona barroca, con dos fachadas de buen ladrillo, haciendo esquina, una de ellas luce el escudo de los Zapata, presumiendo de su poderío. El de los Borrajo, se refleja en una hermosa vidriera en el interior de la casa. Bellas rejerías, cubren ventanas y balcones. Sótano. dos plantas y un airoso torreón, que vigilaba los cuatro puntos cardinales. Que eran tiempos levantiscos. La casa reflejaba un estilo de vida, el poder sus moradores. Hasta tenían capilla propia en la iglesia de Ntra. Sra de los Olmos, que cedieron para edificar el Convento de Santa Clara.
La casa ha albergado, a los Zapata, Borrajo, Coy, Valcárcel, vuelta a los Zapatas, y en 2018, la adquirieron Marisa Luisa Rubio Hernández y su marido, Manuel Pérez Gracia, que se empeñaron en devolver la vida a la casona. En 2020, el palacio reconvertido en lujoso hotelito, abría sus puertas, recuperadas prácticamente todas las partes primitivas.
Las paredes y suelos restaurados eran fiel reflejo del original. Los muebles y objetos de época, se emparejan con las comodidades de la vida actual. Seis habitaciones, distintas en su decoración, amplias, acogedoras, y con nombre propio: Romántica, Clásica, Tropical, Habitación Coy, Doble-doble, con terrazas privadas y vistas impresionantes. Es ideal si viajas con familia, amigos ... Televisión, wifi, aire acondicionado, caja fuerte, tetera...
Hermosos salones, donde se puede disfrutar un picoteo, tomar un café o una copa, y celebrar cualquier evento, de trabajo, fiestas familiares y hasta bodas. El día hay que empezarlo con un buen desayuno: café o té, pan hecho en horno de leña, bollería casera, frutas y zumos naturales de la huerta muleña, una selección de opciones que incluyen especialidades locales.
Mención aparte merece la bodega del siglo XVII. Un sitio cerrado desde la histórica filoxera. Solo queda abierta una puerta a la calle Poncio, hasta las enormes tinajas se rellenaron con piedras. Pero ahora, la bodega luce en todo su esplendor, paredes, bóvedas, suelos, han recuperado su aspecto primitivo, en ella vive el espíritu del vino, el pasado nos envuelve, mientras saboreamos una copa de vino.
El broche lo pone la piscina, una alberca rodeada de plantas, un espacio relajante, del que cada habitación puede disfrutar de forma independiente.
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