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No nos engañemos. En los bares de carretera es complicado encontrar un servicio de camareros que no vaya de un lado como pollos sin cabeza, ... resoplando o anunciando los platos del menú del día mientras buscan, atentos, una hoja limpia entre su bloc de notas. Suelen ser restaurantes llenos de curritos que tienen media hora para comer por un precio ajustado y las delicadezas, en líneas generales, se pasan por alto. Que no falte el chupito del final.
Pues en La Asomada, lo que era La Venta El Puerto I, las cosas son muy diferentes. El espacio es similar a un bar de carretera; con su zona de barra, su tienda de productos, su carnicería, su zona de comedor para menús del día y un salón para comer de carta. Todo perfectamente pensado para que cualquiera que pase por la zona se desvíe. Sea la hora que sea.
7
Cocina
7
Calidad/precio
7
Servicio
8
Local
6
Bodega
7
Datos
Dirección: Av. de Murcia, 14, Salida 156.
Teléfono: 968 38 33 04
Horario: De martes a domingo de 7 a 00.30 horas. Cierra lunes.
Precio medio: Unos 30 euros por persona.
Además de una cocina con muy buena mano para hacer cualquier plato, especialmente las brasas o los fritos, es en el servicio -como siempre- donde este restaurante de carretera demuestra que su buena gastronomía no es casualidad. Conmigo, en tres detalles. El primero es cómo hasta tres camareros distintos se preocupan por mi comanda en menos de cinco minutos sin hacerse los despistados. El segundo, me dan datos precisos de dónde comprar unas cebolletas en conserva con vinagre de Módena al tiempo que me trae cuatro más en un plato para que las disfrute. Además, a pesar de haber pedido crema catalana, el mismo camarero me trae una cata de tortada lorquina para confirmar su gran calidad, a pesar de no haber aceptado su sugerencia. Por último, otro camarero lleva un plato de guisantes al que me quedo mirando y, sin mediar palabra, me lo ofrece al momento, para irse a la cocina a por otro para llegar a su destino. Esa forma de entender al comensal, de disfrutar del trabajo de camarero y de hacer feliz al cliente con tres o cuatro detalles son los que me emocionan.
Estupendo embutido casero, excelente tomate con aceitunas y tallos en vinagre y croquetas caseras. Apoteósicos huevos fritos con chistorra y patatas al ajo cabañil, demoledoras costillas de cordero a la brasa y estupenda Crème Brulée. Pero el local tiene muchas más cosas, como pluma ibérica, conejo a la brasa, rodaballo, atún a la brasa, arroces todos los días, caballitos, tigres, caldos, guisos, etc. Y por si esto fuera poco, una tremenda tienda de productos, una barra para un café rápido y una cava de vinos con estupendas referencias por si eres de comer sentado y beber bien todos los días. Y desayunos desde las siete de la mañana.
Al salir, hablo con la propietaria, segunda generación del negocio que asegura no vender productos en otros puntos de la Región por aquello de que «el que quiera algo mío que venga y que de paso se tome algo». Estudió Optometría, pero el negocio familiar necesitaba una mano y allá que se fue ella. Al felicitarla por el servicio de su camarero me dice que lleva casi treinta años con ellos y que es uno más de la familia. También se lamenta de que la plantilla ha crecido casi el doble para seguir dando un buen servicio, aunque los comensales son los mismos, ya que «los camareros profesionales de hace años son complicados de encontrar».
En definitiva, La Asomada es una parada obligatoria para todo el que pase cerca, aunque solo sea por comprar un bote de cebolletas con Módena.
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