Finca San Antonio

Jueves, 10 de septiembre 2009, 00:00

Un lugar diferente. Eso es San Antonio, una finca de secano situada en el paraje de Cuesta Blanca, en las colinas de la costera norte del Valle del Guadalentín. Rodeado de almendros y frutales, huertos de verduras y hortalizas que conforman un paisaje cuidadamente rústico, y junto a una casa tradicional de campo perfectamente conservada, se alza un cubo de construcción moderna, tres de cuyos lados son de cristal, rompiendo así barreras entre los espacios interiores y exteriores. Aquí todo está pensado, planificado para el descanso, la relajación y el disfrute de los sentidos. En este entorno, de un rusticismo cosmopolita, los fogones del restaurante ofrecen una cocina ecléctica, de buena factura, con referencias a distintas cocinas regionales españolas: bonito con habitas fritas, tapa de pulpo a la gallega, tosta de sardina y tomate, tapa de lomo de orza, cigarrillos de sobrasada mallorquina o cecina de león con trigueros, entre los entrantes, junto con una ensalada de bacalao, naranja y granada y otra de fruta y queso. Entre los platos principales encontramos un bacalao al alioli de calabaza y miel, una codorniz braseada con naranja y pasas, un solomillo confitado con setas, un conejo frito con tomate y pimientos o una carrillera estofada con patatas asadas. Los postres son dignos de mención: pera al vino sobre helado de limón, crujiente de leche frita sobre vainilla o pastel de almendra y cabello de ángel. Aquí hay que venir antelación, para disfrutar de la visita, recibir el sonoro rebuzno que a modo de saludo lanza el burro de la casa y para alargar la sobremesa.