Restaurante Demo: elegante informalidad

El local apenas cumple una semana abierto y es cierto que algunos de los detalles que vemos con posibilidad de mejorar son propios de quien aún no sabe la humedad con la que cocina el horno o la fuerza que tiene levantada. Vaya por delante que estoy seguro de que Demo va a ser una parada obligatoria para todos aquellos que buscan un buen vino con una oferta gastronómica sencilla, pero sabrosa. Porque al segundo plato que sale de cocina uno puede ver con claridad de qué lado masca la iguana, y el sabor y la contundencia es una de las líneas que van a seguir en cocina.

La carta es corta. Un surtido de embutidos, tomate con bonito y latas de conservas de buenas marcas –sardinillas Ramón Peña a 10 euros– junto con unas ostras geay con yuzu o sin él, dan paso a una docena de platos elaborados. Croquetas de jamón y de morcilla y pera; unas patatas baby con huevo campero y mahonesa de trufa; tartar de atún con marinado de miso y naranja y guacamole; canelón con pulled pork o mini burguer de vaca con pan brioche y mahonesa de pimentón ahumado son algunas de sus propuestas. Como veréis, platos que en apariencia pueden parecer de cierta informalidad, pero que van bien tocados para salir a la mesa de una forma elegante, pero no incómoda.

Yo comienzo con una estupenda ensaladilla de merluza. Básicamente, merluza, mahonesa y cebolla. Un comienzo perfecto para arrancar con alguno de los vinos blancos que dispone Demo. Como digo, la carta es la que querríamos tener todos en casa. La ostra de buen calibre, carnosa, fresca y profunda. Pero sin duda, uno de los platos que recomendaría es el de la caballa flambeada en escabeche cítrico. El pescado presenta una parte grasienta deliciosa que se equilibra con la acidez de la salsa, con una textura de crema para comer con la cuchara. Quizás un poco alto de acidez, pero ideal para los que nos va la marcha.

Las cocochas de merluza al pil pil presentan una buena textura y la crema que ha resultado de la ligazón del aceite y la gelatina del propio pescado –puede que algún elemento más haya intervenido– parece llevar también un fondo de pescado o de marisco que si bien tapa un poco el sabor delicado de la merluza, ensalza el sabor global del plato matizando cada cucharada. Muy curioso.

Con las carnes hay un poco de margen de mejora todavía. La costilla glaseada con puré necesita un poco más de hidratación y el steak tartar llega con un corte un poco basto para mi gusto y con un aliño un tanto agresivo que esconde el sabor de la carne. Pero vamos, detalles fáciles de ajustar a poco que el local ruede un par de semanas más.

La tarta de queso estilo de La Viña, como hace hoy en día todo hostelero que se precie, es para presentarla en un campeonato. Cremosa, firme y crujiente a partes iguales y con un delicado y profundo sabor a queso que no te deja apoyar la cuchara en el plato. El bizcocho tierno de chocolate me recuerda al sabor de las masas que hacían nuestras madres en la cocina y que antes de meterlas al horno rebañábamos con el dedo. Ciertamente, tierna.

En definitiva, Demo es una parada recomendada en el centro de Murcia para los amantes del vino que quieran comer algún plato sabroso y elegante pero con cierta informalidad y desparpajo. Larga vida.