Restaurante El Cantón: en el corazón de Cartagena

El local tiene un espacio en el interior con una barra que da servicio a los camareros y un par de mesas, pero es preferible salir a su terraza y acomodarse en una de las mesas altas que dispone. En realidad, más que una terraza, es un callejón, de ahí que un cartel anuncie 'El Callejón de El Cantón' en el fondo del espacio. La carta recoge las tapas típicas como la marinera, el matrimonio, tomate con olivas y ventresca, tablas de quesos y embutidos, tostadas, salazones y carrillera de cerdo al oporto, lomo ibérico de orza y magra con tomate con un poco más de enjundia.

Yo comienzo con unas cucharitas del Cantón a base de queso canario sobre una tosta en forma de cucharita que se come entera. La pasta de queso viene en verde y en naranja, aunque el sabor tiene matices, la similitud es bastante aparente. Algo parecido hacen con la ensaladilla de marisco, poniéndola en una especie de regañá con forma de conchas de mejillón. La ensaladilla correcta, con gambas diminutas y sucedáneo de cangrejo y de caviar.

Muy sabrosos encuentro los mejillones republicanos. Cocidos al vapor con su propio caldo, limón y aceite de oliva, los bivalvos son tan recomendables como reivindicativos. Cumpliendo lo prometido, muy correcta, llega a la mesa una tostada llamada Cantón a base de alioli con unas lonchas de jamón. Más floja encuentro la alcachofa confitada con queso y daditos de jamón. Además de portar gran parte de las hojas externas de la flor, ni el queso, ni el jamón, ni el punto de sal están a la altura de un producto tan importante en nuestra tierra.

La gran sorpresa de la tarde la produjo el solomillo de ternera para terminar. Fuera de carta –a 22 euros el plato– viene troceado una excelente carne de ternera con un par de patatas y unas ramitas de tomillo por encima. Además, unos trocitos de pan a modo de costrones bastante prescindibles. Pero la carne, sin haber dicho el punto de la carne al que me gusta o me apetece, que esto puede cambiar, llega a la mesa perfecta. Muy jugosa, dorada por el exterior y rosada en el centro, pero sin estar cruda. Bien hecho.

Para terminar, mouse de almendras e higos, tarta de queso casera, torrija de pan brioche y coulant de chocolate blanco que dejo pasar para tomarme uno de los asiáticos que más me han gustado en mucho tiempo. Tricolor y con el punto justo de dulzor y de alcohol.

En definitiva, un buen bar para tapear con amigos de forma informal, pero sin renunciar a bocados interesantes y divertidos.

Cuesta de la Baronesa. Tlf. 630 851 743. Horario: cierra lunes y domingos por la noche. Precio: de 15 a 40 euros.