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Nadie da duros a cuatro pesetas. Para comer marisco fresco de primera calidad hay que pagarlo. No hay más. El precio de la gamba roja, ... la cigala y la quisquilla fresca es el que es y lo primero que debemos de hacer es huir de las ofertas de todo el marisco que puedas comer por cincuenta euros e historias similares. Dicho de otra forma, en esto del marisco no hay milagros. Por lo tanto, lo primero es preparar la cartera y no hacer caso a vendedores de crecepelo.
Si los barcos salen a faenar de lunes a viernes, es complicado que el propio lunes haya buen marisco en las vitrinas, ya que los restos del fin de semana son los primeros que tienen que salir. O sea, los lunes mejor dos huevos fritos con chorizo.
Pero la idea principal para darnos un homenaje a base de marisco es la de acudir a bares y restaurantes que vendan mucho para que el producto tenga rotación. O, una opción que suele ser más económica, es acudir a los que compren poco y solo los fines de semana, como cientos de bares con estupendas barras de la Región que muy acertadamente se hacen con una provisión corta para no patinar. En este grupo se encuentran La Barra de Fede (Puente Tocinos, Murcia), El Quinto Elemento (Casillas, Murcia), El Espigón (Puerto de Mazarrón), Cervecería Almudí (Murcia) o El Amarre (Murcia), entre otros.
De los primeros, de los que han conseguido hacer del producto más caro del mercado un negocio rentable, destacan en la capital La Virgen del Mar, Salzillo, El Churra y, como uno de los grandes destinos regionales, el restaurante Pepe Luis (Molina de Segura), todos con las vitrinas más frescas y ostentosas del panorama regional. También Los Churrascos (El Algar). Servido más informal, me gusta acercarme a La Viuda (Murcia) para disfrutar de un aperitivazo en sus barriles convertidos en mesas altas.
En la playa los restaurantes con buen marisco se multiplican. El restaurante Venezuela (Lo Pagán, San Pedro del Pinatar) es el que más variedad, cantidad y tamaño tiene en marisco. Las langostas del acuario y la vitrina de la entrada con la gamba roja deberían ser Bien de Interés Turístico. No digo más. Muy cerca de allí, encontramos otra joya del Mar Menor, El Rubio 360. En este espacio, además de un marisco perfectamente tratado, tenemos el plus de tener una de las mejores vistas a la laguna.
En Cabo de Palos es difícil elegir. Siempre acertados en puntos de cocción y producto tenemos La Tana, Miramar y Bocana de Palos.
En Los Alcázares es conveniente dejarse caer por el restaurante Ramón, en Santiago de la Ribera por La Lonja y en Cartagena lo está haciendo muy bien La Marina. También me gusta la fritura de El Chalet (Cartagena), la quisquilla de arrastre de El Poli (Águilas) y la gamba roja de La Veleta y de El Faro (Águilas).
Recientemente ha abierto sus puertas la mítica marisquería Estrella de Mar (Avda. San Juan de la Cruz, Murcia), al que se le supone muy buena gestión del género. Pero si aun así no lo ves claro, siempre puedes comprar un arreglico en la pescadería de Cristóbal (Mercado de Verónicas), en Pepe Rivera (Lo Pagán), en Albaladejo (San Pedro del Pinatar) o en cualquier otra de confianza. Sal gorda y a disfrutar. Y, por cierto, el de Santa Pola no es mejor que el de Cartagena.
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