Cuatro grandes chefs traen a Murcia la sabrosa gastronomía de la capital de Castilla-La Mancha

Ocho expertas manos trajeron a Murcia este miércoles los 'Sabores de Albacete'. En una comida celebrada en el restaurante Local de Ensayo, cuatro de los chefs punteros de la ciudad que tantos vínculos la unen a la capital de la Región, desplegaron un menú de doce platos, doce representaciones de lo que es el territorio albaceteño, sus productos y sus recetarios tradicionales, base de unas cocinas diferentes pero que comparten el respeto por el legado gastronómico y la pasión por la innovación y la creatividad.

El evento forma parte de la política de promoción turística del Ayuntamiento de Albacete que, en colaboración con la Asociación de Empresarios de Hostelería y Turismo de la provincia, se reproducirá en otras ciudades limítrofes con el objetivo de impulsar las visitas rápidas y cercanas a partir de la gastronomía. Bajo el lema 'Sabores de Albacete, el placer de lo nuestro', se presentó en el restaurante de David López Carreño -hellinero de nacimiento- una amplia y variada representación de la gastronomía que se puede degustar en la capital castellanomanchega de la mano de cocineros como Bartolo Lozano (Jardines Puerta de Madrid, primer clasificado en el concurso local de Tapas), Juan Monteagudo (Ababol, única estrella Michelín de la ciudad), Rafael Herreros (Dallas, segundo clasificado en el concurso local de Tapas) y Carlos Arjona (La Bonita 1850, tercer clasificado en el certamen). Además, Juan Enrique Gil, ganador recientemente y por tercer año consecutivo del premio al mejor sumiller de Castilla La-Mancha, armonizó la comida con vinos de la zona.

Frente a más de cincuenta críticos y periodistas gastronómicos, así como 'influencers' especializados y chefs murcianos, y con la presencia del alcalde de Albacete, Manuel Serrano, así como de autoridades y representantes de los ayuntamientos de Albacete y Murcia, los chefs fueron desplegando bocados representativos de la sabrosa, contundente y esencial gastronomía albaceteña. Torrezno de pollo, lomo de orza, asadillo y ajonegro; un espectacular paté de perdiz con higos y frutos secos, caballa en bienmesabe -todo un guiño a la fusión de dos cocinas hermanas, la albaceteña y la murciana- y una versión actualizada del tradicional atascaburras, este con crujiente bacalao, fueron algunos de los snacks.

Con una visión directa a los fogones -el restaurante de David López tiene una cocina a la vista del comensal- donde podía apreciarse una calmada gestión del caos, los in vitados pudieron después degustar bocados como una trucha ahumada, una increíble coliflor en texturas -la excelencia de la simplicidad-, un arriesgado pero exitoso bombón de manitas con ajoblanco y vieira, y un bacalao de las abuela y pimiento, que conformaron los entrantes.

Un sorprendente y sabroso cilindro de cordero con estofado de albaricoques y -cómo no- unos silvestres, camperos y profundos gazpachos tradicionales dieron paso al epílogo dulce, a cargo de una leche frita y un coulant de queso manchego.

Todo un recorrido por una riqueza gastronómica pegada al territorio y a la tradición, heredera de siglos de elaboraciones culinarias y llevada a la excelencia de manos de unos chefs que miman el magnífico producto manchego y aplican las técnicas contemporáneas sin alterar su esencia.

Todo ello armonizado por vinos de la zona, entre ellos un excelente monastrell -un lazo más de unión entre ambas comunidades- y personalísimo vino dulce que redondeó la comida.

«Elegir los alimentos que vamos a comer es una actividad que está vinculada no solo con la alimentación, la economía o la nutrición, sino también con la cultura», declaró al inicio de la comida a ocho manos celebrada en el restaurante Local de Ensayo el alcalde de Albacete, Manuel Serrano.

El primer edil albaceteño quiso remarcar su agradecimiento por «la acogida que hemos tenido en esta ciudad vecina con la que nos unen tantos lazos geográficos, históricos y culturales y por la disposición de quien hoy pone la casa, la mesa y el mantel».

Serrano declaró que «hoy venimos a Murcia con lo mejor que tenemos en restauración y hostelería, la gastronomía de una tierra que ha sido frontera y crisol donde se han fusionado cocinas históricas que reflejan nuestro carácter dejando un rico legado».

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