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Destacamos
1 kilo de almejas.
1 sarta de chorizo no muy curado y picante.
2 cebolletas tiernas.
3 dientes de ajo.
2 zanahorias.
1/2 vaso de vino blanco.
2 botes de tomates enteros.
1 cucharadita de azúcar.
Sal.
Pimienta negra.
Menta fresca.
Empezamos por freír ligeramente el chorizo cortado en medias lunas y por reservarlos. En el mismo aceite pochamos la cebolla rallada durante 15 minutos a fuego muy lento. Incorporamos los ajos fileteados y la zanahoria pelada y rallada y damos unas cuantas vueltas. Añadimos entonces el vino blanco, dejamos reducir y añadimos los dos botes de tomates. Salpimentamos, ponemos el azúcar y vamos aplastando con un tenedor. Tapamos y lo dejamos hacerse una media hora. En ese momento, incorporamos el chorizo y las almejas, que habremos tenido un par de horas sumergidas en agua con bastante sal para que purgaran la arena. Cuando las almejas se abran, estarán listas. Y ya saben, ojo con las que no se abran. A retirarlas, que no es plan de pasarse unos días de verano presas dela venganza de Moctezuma pegados al señor Roca. Bueno, que las servimos acompañadas de unas hojitas de menta fresca troceadas con las manos por encima. Sabrosón y estimulante.
Niño de las Uvas Macabeo Malvasía
La potencia y untuosidad del chorizo aconsejan vinos con personalidad, pero la delicadeza de las almejas impone contención. Una buena opción es un vino elaborado con Syrah que, si, además viene de la mano de un Jumilla se adapratá perfectamente a nuestro plato. Es el caso de este tinto cochecha. PVP: 7 euros
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