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«Yo tuve por misión dar forma a un sueño; vosotros tenéis por labor cuidarla y prestigiarla, como habéis hecho con esta restauración». Así se dirigía ayer el arquitecto, ingeniero y escultor Jaime Bort, en la piel y la voz del actor Julio Navarro, a los numerosos espectadores que se congregaron anoche en la plaza Cardenal Belluga, frente a la Catedral, para contemplar el espectáculo 'Los Secretos de la Fachada'. Este imponente escenario acogía este miércoles, por segundo año consecutivo, una propuesta en la que se han introducido en esta ocasión referencias al 1.200 aniversario de la ciudad de Murcia, el cual se conmemora el año próximo.
Así, si bien esta representación vertical sirvió en la pasada Feria para despedirse de un imafronte que permanecería cubierto más de un año con motivo de su rehabilitación, este año permitió despedir un andamio que ya ha comenzado a desmontarse –para facilitar la puesta en escena– y saludar a la efeméride que marcará el calendario municipal en 2025. Navarro, acompañado de la ambientación musical de la compañía de música y artes escénicas Belter Souls y envuelto en un espectacular juego de luces, desgranó sobre lo que aún queda de esta instalación los principales detalles de la fachada catedralicia. Ofreció, por tanto, al público parte de lo que se ha hecho durante estos meses en las visitas guiadas a las obras del templo, pero aderezado con un mayor ritmo y teatralidad. «Golpe a golpe / verso a verso», que decía el Cantares de Antonio Machado al que puso música Joan Manuel Serrat y que los Belter Souls entonaron para simbolizar la magnitud de la empresa que Bort asumió, haciendo de esta obra, el imafronte catedralicio, la mayor del barroco murciano y el símbolo de toda una ciudad.
«Se convirtió también en el gran testigo del paso del tiempo por esta ciudad... testigo de desgracias como riadas y terremotos que pusieron a prueba los nuevos cimientos de la obra –y ante los que Bort buscaba fortalecer la fachada–; sin embargo, este retablo único ha permanecido siempre impasible», proclamaba el personaje, destacando el gran corazón de una urbe que simbolizan los restos de Alfonso X que se guardan en la capital murciana. La despedida del arquitecto llegó acompañada de un espectáculo de fuegos artificiales que se enriqueció respecto al del año pasado. «Murcia es una ciudad donde siempre volver», concluyó el histórico creador castellonense. El 1.200 aniversario será un buen momento para ello.
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